El premio que recibió la Fuerza Nacional Progresista (FNP), la entidad política del clan Vincho Castillo, por su participación destacada en la campaña racista antihaitiana contra el líder José Francisco Peña Gómez fue su inserción en los gobiernos del expresidente Leonel Fernández, debido a la alianza con Balaguer y el mal llamado Frente Patriótico.
La premiación consistió en darle a la familia Castillo el control migratorio de la política hacia Haití, concomitante a la dirección de ética gubernamental. Durante las tres gestiones de Fernández, y en los meses iniciales de la presente, la FNP aplicó una política de pura línea dura derechista en la cuestión fronteriza, pieza fundamental de la política exterior dominicana, hasta que chocaron de frente con Danilo Medina.
Ese protagonismo resultó alterado tras la llegada del nuevo inquilino palaciego, relación agravada por la sentencia del Tribunal Constitucional del 2013, sobre la concesión de la nacionalidad dominicana a los hijos de ilegales, y la decisión del gobierno de humanizar el trato a los inmigrantes mediante un censo y su legalización. Esto quitó poder a los Castillo, quienes renunciaron de sus cargos. Se agazaparon detrás de Fernández, hasta convertirse en propulsores de su campaña para retornar al poder, reciclados con Luis Abinader, el PRM, la Marcha Verde y grupos de izquierda.
La carta del senador Bob Menéndez dirigida al Secretario de Estado, Mike Pompeo, solicitando que Donald Trump impida la reelección de Medina, contiene la marca del vinchismo, pues Menéndez salió libre por “insuficiencia de pruebas” de una investigación del Senado y el FBI, vinculado al oftalmólogo Salomón Melgen, pariente de los Castillo, condenado en La Florida por el crimen de estafa al Medicare.