El término ciudadanía tiene su origen en la palabra “ciudad”, pues era allí donde se realizaban las actividades políticas y económicas más importantes de un país. Con el paso del tiempo, la importancia política y económica la desarrollaban los Estados y es por ello que hoy en día nos referimos a ciudadanía ligada a un determinado país (por ejemplo, ciudadanía, dominicana, mexicana, ciudadanía hondureña).
El concepto de ciudadanía nació hace más de 2,500 años en la época de la Grecia clásica, pero a pesar de tener tanto tiempo, no se ha logrado tener una definición única que explique o defina su significado. Por ejemplo, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE: 2010) dice que la ciudadanía es la cualidad y el derecho del ciudadano; García Canclini (1995: 48) plantea que la ciudadanía es el derecho y la disposición de participar en una comunidad; mientras que Gustavo Ávila y Cristian Chambi (2007: s/p) dicen que la ciudadanía es la condición de haber nacido o de vivir en una ciudad o territorio.
Todos coinciden en que la ciudadanía es la relación política entre un individuo, la comunidad política y el Estado y que para “ acceder” a ella se necesita cumplir con alguno de los siguientes criterios:
-Tener documentos de identidad que establezcan la relación sujeto-territorio-política
-Nacer (no sólo transitar) en un territorio determinado
-Tener más de 18 años de edad
Cuando una persona cumple con estos requisitos, se le permite:
-Votar para elegir a los funcionarios púbicos (pues con esto, los partidos políticos miden al ciudadano bueno/rentable)
-Ser defendido por las leyes del lugar donde vive
-Entrar o salir del país
Esta noción de ciudadanía está inscrita en la mirada positivista del derecho, de decir, en su reconocimiento a partir de lo que dictan las leyes y normativas jurídicas. Nació como estrategia de control hacia los considerados “no ciudadanos” ( negros, mujeres y niños/as) con el fin de evitar que accedieran a lo que antes se consideraba privilegios (hoy Derechos Humanos).
Afortunadamente existe una postura más amplia sobre y está sustentada en la perspectiva de los derechos humanos naturales. Sostiene que la ciudadanía es un derecho que nace junto con la persona y debe ser reconocido sin importar la edad, el lugar de nacimiento los documentos de identidad y que como cualquier derecho fundamental, está por encima de las leyes y sus requisitos.
Como se sabe, la República Dominicana es parte del Sistema de Naciones Unidas y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, por lo que independientemente de la noción de ciudadanía que asuma, debe garantizar de manera igualitaria el respeto, acceso, promoción y defensa de los derechos humanos de todos/as los que habitan y transitan por su territorio.