El viernes pasado, en UNAPEC, tuvo lugar la presentación del Informe de Seguimiento y Monitoreo de la IDEC del primer semestre de 2014. Se trata de un programa de la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad, un verdadero e importante esfuerzo de la sociedad civil para apoyar la gestión del Gobierno en cuanto a la afectividad de la inversión del 4%. Han sido notables las mejorías reportadas en muchos aspectos del sistema educativo nacional.
La encuesta Gallup-Hoy realizada del 29 de agosto al 2 de septiembre, muestra la alta aprobación que recibe el Gobierno y el Ministerio de Educación por su ejecutoria en esta área. El Informe reportó una demanda de cupos en las aulas significativamente superior a la esperaba, especialmente porque las clases medias están enviando de nuevo sus hijos a las escuelas públicas. El Ministro de Educación explicó que la clase media y sobre todo los hogares de más bajos ingresos reciben un alivio extraordinario con la asistencia alimentaria y que la sola exposición a más horas de escuela aumenta la posibilidad de aprendizaje. De hecho, la permanencia en el plantel implica una interacción controlada y de mejor calidad que la que los niños y adolescentes tienen normalmente en sus barrios y ambientes familiares.
Pero la sola integración de la clase media, su retorno y participación en el proceso educativo, es una suerte de garantía de la mejoría de la educación pública. Por otra parte, tiende a producirse una mayor estandarización del proceso educativo.
Otro proceso que se desarrolla a partir de la participación de la clase media en la escuela pública, es el de la integración de las clases sociales populares, esto es, la formación de una cultura nacional basada en la igualdad de oportunidad entre las clases, y en la oportunidad de niños y adolescentes de crecer con una visión menos clasista, más igualitaria, humana y participativa de la realidad social. Décadas atrás, en muchos pueblos del interior escaseaban los colegios y las escuelas privadas.
Casi todos iban juntos a la misma escuela, primaria y secundaria. Todos los jóvenes de la comunidad se conocían y se relacionaban entre sí, y aunque había pudientes y pobres, ambos podían desarrollar amistades duraderas, respeto y aprecio mutuos para toda la vida, futuras asociaciones de negocios, y vínculos políticos y familiares, capital social para el futuro.
El niño rico invitaba al pobre a su casa y viceversa, especialmente si el pobre era mejor estudiante, le ayudara a entender la clase. Compartían libros, alimentos, juguetes; pobres y ricos se destacaban indistintamente en los estudios, en los deportes y en otras habilidades.
En general, y como ha ocurrido en países vanguardia de Latinoamérica, la participación de las clases medias en la escuela pública es un reforzamiento para la escuela estatal y un desafío para las escuelas privadas, muchas de las cuales están lejos de satisfacer los estándares de calidad esperados. Ahora es el momento de que también empleados y funcionarios lleven sus hijos de vuelta a la escuela pública. Sería lo mejor.