Por Julio Ravelo Astacio
Vamos hoy, queridos lectores, a dirigir nuestra atención a esta parte trascendente de nuestro cuerpo.
De seguro hemos escuchado expresiones como las que vamos a mencionar o similares: “Esa mujer es la columna de la familia”, “Ese hombre es el soporte de la casa”, “La casa es pequeña, pero tiene buenas columnas”, “El ventarrón no se llevó el bohío, porque tiene buenos horcones”.
¿Cuál es el propósito de la columna? Se utiliza para sostener vigas o arcos sobre los que se apoyan las partes superiores de paredes o techos. Fue Imhotep, gran sabio egipcio, quien utilizó monumentales columnas de piedra para algunas de sus construcciones. Se le considera el primer arquitecto conocido de la historia.
El papel de la columna vertebral es idéntico al que desempeñan las utilizadas en la construcción. Ella proporciona soporte estructural al tronco; rodea y protege la médula espinal, raíces nerviosas y órganos internos. Al mismo tiempo aporta puntos de unión para los músculos de la espalda y costillas.
Proporciona flexibilidad, movimiento y forma a nuestro cuerpo.
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Esta maravillosa parte de nuestro organismo está compuesto de los siguientes 33 huesos: 7 vértebras cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, 5 sacras y 4 coccígeas. Nuestra columna está diseñada para proteger la médula espinal, que viene a ser un conjunto de nervios que conecta el cerebro con el resto del cuerpo, lo que permite controlar sus movimientos. Sin la médula espinal no se podría mover ninguna parte del cuerpo y ni funcionar los órganos, no sería posible sentarse y mucho menos ponerse de pie.
Dada sus características en algunos lugares la asocian con: la valentía, símbolo de fortaleza, carácter, de no dejarse usar ni dar por sentado, y de firme compromiso: defender sus propias decisiones y sentimientos.
Nunca olvidemos que las lesiones de la columna vertebral pueden afectar la salud mental, produciendo sentimientos de tristeza, ansiedad, depresión y también estrés postraumático. Además del dolor físico y la discapacidad funcional, estos factores pueden tener un impacto considerable en la salud mental de las personas.
Entre las diferentes causas emocionales del dolor lumbar, estrés y ansiedad son los más determinantes, pero también el miedo, ira, tristeza, falta de apoyos, frustración, sensación de impotencia, preocupaciones excesivas, pueden estar presentes detrás de una afección lumbar.
Conviene señalar que los traumas más frecuentes ocurren en jóvenes entre 16 y 24 años por: colisiones de vehículos, caídas, traumas contusos, lesiones en prácticas deportivas, entre otros. Debemos destacar las alteraciones producidas por la mala postura: dolor de espalda, cuello y hombros; mala circulación, deterioro de la función pulmonar, mala digestión, contractura de los músculos paravertebrales, desviación de la columna, dolor de cabeza y de mandíbula.
Hagamos un alto para recordar que en todo el mundo el dolor lumbar es una de las principales causas de discapacidad y afecta más de 560 millones de personas, 8 de cada 10 personas la padecen en algún momento de sus vidas. En los trabajadores que pasan largas horas sentados por el tipo de trabajo que realizan, las lumbalgias son frecuentes debido a la escasa actividad muscular, se altera el control neuromuscular perdiéndose la estabilidad de la columna. El teletrabajo puede provocar cervicalgia, es un dolor frecuente que afecta la región cervical y se origina principalmente por la rigidez y falta de movimiento.
La lesión medular puede ser grave y producir parálisis de la movilidad voluntaria y ausencia de toda sensibilidad por debajo de la zona afectada: falta de control de los esfínteres, trastornos en la esfera sexual y la fertilidad, alteraciones del sistema nervioso neurovegetativo.
No podemos dejar de mencionar otras alteraciones como: hernias discales, escoliosis, espondilitis anquilosante, tumores, fracturas secundarias a osteoporosis.
La neurociencia ha demostrado que, el cerebro y el cuerpo siempre están conectados y el dolor es una combinación de problemas médicos, cognitivos, emocionales y ambientales.
Sugerencias:
- Use colchón de firmeza media.
- Evitar levantar objetos pesados.
- Nadar.
- Postura ergonómica: apoyar su espalda en el respaldo del asiento, posición recta mientras esté de pie.
- Ejercicios para fortalecer abdomen y espalda.
- Evite usar tacones altos.
- Consulte médicos especialistas en el área.
- Fisioterapia.
- Es indispensable el apoyo psicoterapéutico.
- ¡Cuide su espalda! Recuerde, su soporte es la columna vertebral.
¡Cuide su espalda! Recuerde, su soporte es la columna vertebral.