No hay dudas de que la corrupción constituye una verdadera afrenta a la sociedad. Corromper y corromperse es una mala y dañina práctica social que además de arruinar económicamente a las instituciones y a la propia sociedad, la desmoraliza.
Los funcionarios, empresarios y líderes políticos que asumen ese despreciable y dañino comportamiento social se alejan de los valores cívicos morales, para dedicarse a estafar las instituciones y al Estado en su provecho,dejando mucho que desear.
Realmente,pierden la vergüenza ante de su familia, sus vecinos,sus compañeros de labores, de partidos y en todas partes, convirtiéndose en personas no gratas,despreciables. Pero nada de eso le importa. Lo importante es aprovecharse del cargo para resolver de manera personal sus problemas económicos. Se burlan de la sociedad.
Para tratadistas de este trascendente tema, este fenómeno social viene desde muy lejos. Es decir, desde la antigüedad hasta la actualidad, pasando por todas las épocas y tipos de gobiernos, en algunos más reprobados que en otros.
Al parecer, la corrupción parece inevitable para los que llegan al gobierno, quienes en cierto modo justifican esa lacra social. Pues la moralidad, transparencia y la decencia en el desempeño público ha brillado por su ausencia.
La recién celebrada Cumbre de Las Américas contra la Corrupción es el más claro ejemplo de cómo andan las cosas en Latinoamérica. Varios Mandatarios cuestionados,ex presidentes presos, otros destituidos,funcionarios sometidos a la justicia, escándalos de corrupción por doquier,siendo el más conocidos Odebrecht, Lava Jato, Los Papeles de
Panamá y organismos internacionales de muchas prestancia .
La República Dominicana, no es la excepción.Aquí pasa de todo, con la desventaja de que no siempre funciona la justicia,no siempre es independiente, por el contrario,protege a corruptos,son intocables .Mientras más conectado con el poder esté, menos probabilidades tienen de ser juzgados y condenados, esa es la práctica.
A los escándalos de corrupción de Odebrecht en dominicana por mencionar un caso,no se tiene la certeza de cuándo pudiera ser conocido judicialmente como en otros países. Aquí ha resultado bien difícil ,hasta el punto de que la propia empresa que confesó haber dado 92 millones de dólares para sobornos y habiendo tenido su oficina en el propio Palacio,tiene sometido ahora al Estado ¿ Y por qué?.
El caso de corrupción de la Oficina Metropolitana de Transporte (OMSA), en donde ya hay un crimen atroz, y una auditora de la Cámara de Cuentas que da a conocer cómo se gastan injustificadamente los recursos de la institución en las reparaciones de autobuses, da pena y vergüenza. Al parecer no es solo en la OMSA, parece sistémica.
Pero algo muy bueno está pasando en la sociedad, que a su vez ,constituye la luz en el camino, y es el aumento de conciencia de la gente, su desaprobación a la corrupción, cosa que no ocurría hasta hace poco. Sin dudas, la indiferencia como pueblo es lo peor que nos puede pasar.