“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla.” Gabriel García Márquez
La mayoría de las decisiones que tomamos son impulsadas por nuestras experiencias del pasado. Somos seres históricos, que tendemos a repetir pasado. Somos almacenadores de recuerdos. Alguna vez leí que los recuerdos son las sobras de las experiencias, que almacenamos en la nevera de la mente y en la despensa del corazón.
Al principio de nuestras vidas, los padres, la familia, la escuela y los amigos son las fuentes de recuerdos. Por un gran tiempo, no somos totalmente conscientes de la calidad de las imágenes que guardamos en la memoria emocional, siendo estas los materiales con los que construiremos las experiencias en nuestra vida de adultos. Según la calidad de las memorias recreamos una vida buena o no.
Sin recuerdos, sin memorias, no habría vida. La identidad se forja con los recuerdos. Floyd Skloot,un poeta, novelista y escritor de memorias estadounidense que a menudo ha escrito sobre la búsqueda de significado a través de la pérdida personal, sobre el amor y la memoria, y la lucha por la coherencia en un mundo fragmentado, nos dice:“Cuando los recuerdos se desvanecen, ¿Puede uno volver a casa realmente?”
La dicha está en lo dicho. La madurez nos lleva a cambiar las memorias dolorosas del pasado por informaciones nuevas, que resuenen con la vida que deseamos. La biografía se convierte en biología. Cuando hemos tenido experiencias dolorosas y no hemos logrado transformarlas, nos enfermamos.
Resignificar las evocaciones por vía de la imaginación nos mantiene sanos. Al darle un giro a la historia, al contarla como pudo ser y no como fue, la memoria ajusta la información acopiada para que encaje en la nueva mirada.
La participación de los sentidos tienen un papel importante en la fijación del recuerdo. La parte trascendental de la memoria no es el hecho o fenómeno, sino las emociones que asociamos a él. Los olores, sonidos, imágenes, sabores y experiencias sensoriales disparan no sólo el recuerdo, sino que atraen nuevas emociones que se suman a las antiguas.
Es obvio que sin recuerdos no seríamos nada, pero, ¿es posible modificar lo que vivimos? La respuesta contundente es ¡sí! Por vía del perdón podemos soltar las memorias dolorosas de un pasado difícil. Y, sabiendo que el presente se convertirá en pasado, mediante el auto-cuidado podemos escoger crear las experiencias que nos hagan sentir amados por nosotros mismos.
Las memorias sanas se contruyen en base a la participación de tres elementos: 1.aprendizaje, 2.compartir y 3.alegría. Si uno de ellos está presente, hemos creado una memoria buena, dos muy buena y tres excelente. Sabiendo que las buenas memorias se convertirán en el pasado regenerado, que impulsará buenas acciones, crear momentos memorables es una responsabilidad llevada a cabo por adultos sanos.
La escritora estadounidense Helen Keller dijo: “Mientras que el recuerdo de algunos queridos amigos viva en mi corazón, diré que la vida es buena”. Este fin de semana fui con un grupo de amigos de Love Vision a la temporada Pop-Up de la chef Catherine Lemoine, un concepto gastronómico que nos permite conocer de modo efímero la comida de países exóticos, sin tener que viajar. Durante 40 días podemos disfrutar de la cultura de un país, con platillos exquisitos que deleitarán los sentidos y nos permitirán conocer un poco el alma de su pueblo.
El concepto está tan bien desarrollado por la chef y su equipo, que todos coincidimos en decir que nos sentíamos en otro lugar. Parecíamos un grupo de amigos que se fueron a cenar como lo hacen los turistas después de recorrer durante horas los lugares emblemáticos de la ciudad que visitan. Nos sentíamos fabulosamente bien; cuidados por un personal súper profesional (amamos a Carolina), tomando exóticos cocteles (dulces y especiados), probando platillos de sabores distintos y seductores (llamativamente presentados), en un ambiente sencillo, encantador y mágico (acogedor y festivo).
Esta temporada Pop-Up corresponde a la India, un lugar muy asociado a la espiritualidad, por lo que suele ser destino de las personas que salen en búsqueda de la aventura de conocerse a sí mismos. Love Vision es un camino de transformación desde el amor. Cuando las personas llegan a Mezcla le decimos que el entrenamiento es un “viaje”, así que me encantó la idea de compartir una cena alegre con los amigos-hermanos que estarían en clases durante el fin de semana. Además, la aventura era un modo de conocer sobre la cultura gastronómica de la India.
La verdad es que lo vivido fue superior a lo esperado. El poeta un y dramaturgo francés Paul Géraldy dice que llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza.Escribiendo este artículo me doy cuenta que ninguna de las conversaciones que sostuvimos hizo referencia al pasado. No hubo comparaciones ni referencias viejas. Estuvimos presente para lo que ocurría. Todo fue nuevo y bueno.
Como fuimos sábado, al otro día, seguimos con el entrenamiento. La experiencia nos sirvió para reflexionar en lo valioso del momento que tuvimos: habíamos co-creado un buen pasado, extendiéndonos en el amor. Y como el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados, ¡estábamos felices!Ir a la temporada Pop-Up fue una experiencia memorable, aromática, colorida, exquisita y mística, que deleitó nuestros sentidos con exóticos sabores y al espíritu con la dedicación y atención que recibimos.
Éramos un grupo relativamente grande y la experiencia se multiplicó en la diversidad de las miradas brindadas por el colectivo, además de estrechar lazos de fraternidad y amor ¿Podía ser diferente tratándose de India? Un proberbio hindú dice: “Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza te impida ver el camino”.
¿Te animas a compartir la vivencia Pop-Up con tu grupo?