La crisis del oro negro

La crisis del oro negro

Puede parecer inverosímil, pero una vez más el mundo ha sido víctima de una burbuja. Esta vez, en el mercado del petróleo. En el verano del 2014, el precio del barril superaba los 100 dólares. A principios del presente año, cotizó a 27 dólares y, actualmente, supera los 40 dólares.
¿Qué ha ocurrido? Durante la mejor parte de la última década, los países y compañías involucradas en la extracción de petróleo saborearon suculentas ganancias. A finales de la primera década de este siglo, Estados Unidos resurge como gran productor., apoyado en nuevas tecnologías como la fracturación y la perforación horizontal, así como por bajos tipos de interés que abarataron el costo de financiamiento y, a su vez, aumentaron el apetito de riesgo de los inversionistas.
Los analistas, al ver este fenómeno, auguraron un renacimiento de la economía estadounidense y mundial, gracias a la creación de empleos directos e indirectos en el sector energético y al incremento del consumo por parte de los hogares gracias a gastos reducidos. Sin embargo, lo que nadie predijo fue la vertiginosa caída del precio del crudo.
Inicialmente, se pensó que el excedente proveniente de los nuevos métodos de producción haría frente al aumento de la demanda de economías emergentes, asumiendo, implícitamente, que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no era capaz de aumentar su producción. No obstante, tres factores importantes fueron ignorados: el primero es que China había iniciado una transición económica, reduciendo considerablemente su demanda de crudo; segundo, la crisis había sembrado tal incertidumbre que los hogares no aumentaron su consumo. Por ejemplo, los hogares estadounidenses aumentaron sus ahorros. Algunos economistas plantean que los consumidores perciben este shock como transitorio, mientras que otros argumentan que los salarios deben aumentar para avivar el consumo. Finalmente, el líder de la OPEP, Arabia Saudita, instigó a un aumento portentoso de la producción para ralentizar el boom estadounidense.
Como era de esperarse, el exceso de oferta y la débil demanda global disminuyeron las posibilidades de ganancias del mercado. Según un artículo publicado en Quartz, en febrero de este año, aproximadamente 250,000 trabajadores perdieron su empleo y varías compañías petroleras estaban al borde de la quiebra, lo cual es preocupante puesto que el sector energético ha acumulado hasta tres billones de dólares en deuda.
Por si fuera poco, esto deja en una situación extremadamente precaria a países que han permitido que la extracción y exportación de petróleo se apodere de su economía (mal holandés) de tal manera que el precio necesario para balancear el presupuesto supera considerablemente el del mercado. Más aún, el FMI afirma que las economías del Medio Oriente han dejado de ganar en el último año y medio hasta 390 mil millones de dólares en ingresos del petróleo.
Por esta razón, los países productores de petróleo han recurrido al aumento de impuestos y reducción de subsidios energéticos, desatando así insurgencias en Siria, Libia y parte de Irak creando nuevas fragilidades en el equilibrio de una economía mundial, de por sí, incierto. Este es el caso de Kuwait. Algunos otros, como Arabia Saudita, acudieron a los mercados capitales y a sus reservas internacionales. Del otro lado, del espectro, existen naciones, como Venezuela, que no tienen posibilidad de utilizar palancas fiscales o monetarias. En el país suramericano, el gobierno ha tomado medidas heterodoxas como cambiar el uso del horario y declarar los viernes como día no laborable para reducir gastos.
En definitiva, los líderes han de incentivar el consumo. Por ahora, las fuerzas del mercado decidirán el precio de lo que una vez era conocido como oro negro, ya que nadie está dispuesto a recortar su producción. Incluso, después de finalizado este período, habrá gran volatilidad en los precios. A este tenor, los países importadores deben asegurar sus compras de petróleo a mediano y largo plazo mediante futuros, mientras que los países productores deberán recortar gastos y diversificar, con urgencia, sus economías.

Investigador asociado:
Iván Kim Taveras.

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