La cuarta revolución: el microchip y su impacto transformador

La cuarta revolución: el microchip y su impacto transformador

Fernando Álvarez Bogaert.

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En la era actual nos encontramos inmersos en una transformación tecnológica sin precedentes conocida como la Cuarta Revolución Industrial. En el centro de esta revolución se encuentra el microchip, una pequeña pero poderosa pieza de silicio que ha cambiado radicalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Recientemente publicamos una serie de artículos sobre inteligencia artificial y hace un año abordamos la importancia de los semiconductores para nuestra era.

Desde hace más de 20 años nos hemos embarcado en una misión de darle un seguimiento continuo a la tecnología, desde una perspectiva macro, sin pretender ser expertos en el tema, porque no lo somos, nos apoyamos siempre en las publicaciones y revistas de mayor prestigio. En este artículo, exploraremos cómo el microchip ha impactado a nuestra sociedad y qué podemos esperar en el futuro.

El microchip, también conocido como circuito integrado o semiconductor, es la base de la mayoría de los dispositivos electrónicos que utilizamos a diario. Desde teléfonos inteligentes hasta computadoras y electrodomésticos, los microchips están presentes en casi todas las áreas de nuestras vidas.

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La escasez mundial de chips de 2020-2023 es una crisis continua en la que la demanda de circuitos integrados es mayor que la oferta, lo que afecta a más de 169 industrias de diversos sectores y ha provocado importantes aumentos de precios, escasez y colas entre los consumidores para comprarlos. Las causas comúnmente citadas de la escasez incluyen la pandemia de COVID-19, las diferencias entre China y Estados Unidos y varios incidentes climáticos severos.

El mercado de microchips sufrió un año difícil (2023) y los ingresos de los productos de memoria disminuyeron un 37%. Intel recuperó el puesto número uno que ocupaba Samsung, mientras que Nvidia debutó en el ranking de los principales proveedores de semiconductores gracias a un fuerte incremento del 56,4% convirtiéndose en la primera empresa de semiconductores con una valoración de más de dos billones de dólares (US$2,000,000,000,000).

Estados Unidos, Taiwán, Corea y China se disputan el liderazgo mundial en la producción de microchips, que alcanzará los 588.000 millones de dólares en 2024.

En promedio, un microchip puede contener millones de transistores, lo que le permite realizar cálculos y procesos de manera extremadamente rápida y eficiente.

Esto es posible gracias a la miniaturización, que es el proceso tecnológico mediante el cual se intenta reducir el tamaño de los dispositivos electrónicos, a la vez que se aumenta su capacidad, descrito por Gordon Moore que estableció en 1975, que el tamaño de un transmisor se reduce un 50% cada año y medio.

El futuro de los microchips se dibuja en la hoja de la miniaturización extrema. Actualmente, los chips cuentan con transistores que se miden en nanómetros, pero la carrera por reducir aún más su tamaño está en pleno apogeo. Este avance no solo impulsará la velocidad y eficiencia de los dispositivos, sino que abrirá la puerta a aplicaciones revolucionarias en campos como la medicina, la energía y la inteligencia artificial.

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