La Cumbre Iberoamericana y la ruta crítica para la seguridad alimentaria

La Cumbre Iberoamericana y la ruta crítica para la seguridad alimentaria

Eddy Skinner

En nuestro escrito anterior, titulado: “La Cumbre Iberoamericana, “responsabilidades comunes, pero diferenciadas” en la Carta Medioambiental”, referimos, entre otras cosas, que en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno celebrada los días 24 y 25 de marzo, 2023, en la República Dominicana, con el lema: “Juntos por una Iberoamérica Justa y Sostenible”, lo más relevante lo constituye “los cuatro (4) instrumentos claves: 1) La Carta Medioambiental Iberoamericana; 2) La Ruta Crítica para alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica; 3) La Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales; y 4) Comunicado Especial sobre Arquitectura Financiera”.

Es por esto, que en esta ocasión, nos referimos al segundo aspecto: “La Ruta Crítica para alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica”, cuyo asunto fue debidamente aprobado en el documento que recoge la visión adoptada, acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el ODS 2: “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.

Puede leer: «La Cumbre Iberoamericana, “responsabilidades comunes, pero diferenciadas” en la Carta Medioambiental»

Sin dudas, las dificultades en las cadenas agroalimentarias, tanto en la producción como la distribución de alimentos, han sido impactada negativamente por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y los retos de la recuperación económica que han enfrentado los países de Iberoamérica por los efectos de la pandemia del COVID-19. Todo esto, ha tenido efectos sobre serias consecuencias en la seguridad alimentaria, y ha puesto sobre el relieve los temas de desnutrición, el comercio y suministro de alimentos e insumos para la producción agrícola, generando incertidumbres con las que han tenido que lidiar los gobiernos, con efectos directos en las economías, los sistemas agroalimentarios y la seguridad alimentaria.

Además de las graves secuelas que ha provocado el cambio climático en la producción agrícola y en los medios de vida y seguridad alimentaria de la gente, Iberoamérica se encuentra con el gran dilema de “producir más y mejor, con menos impacto sobre los recursos naturales”, con el uso eficiente del agua en la producción agroalimentaria.

Es por esta razón, que las decisiones adoptadas en la Cumbre Iberoamericana, contenidas en la “Ruta Crítica para alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica”, incluyen relevantes puntos a considerar.

En primer lugar, la necesaria y urgente prioridad de fortalecer el comercio y el desarrollo de suministro resilientes contribuirá a fortalecer la cooperación en la región para mejorar los asuntos sanitarios y fitosanitarios relacionados con el comercio de alimentos en Iberoamérica, para la sanidad, inocuidad y calidad agroalimentarias.

En segundo lugar, el fomento y consolidación de la agricultura familiar (AF) implica colocar a productores y productoras agrícolas a los mercados de compras públicas y privadas; las ventas directas de productores familiares a consumidores, y la expansión de la comercialización, para fortalecer sus economías. Todo esto, sin dejar de lado las alianzas públicas – privadas para los canales de comercialización directa, en donde los productores de la agricultura familiar campesina pueden distribuir la variedad de sus productos. Evidentemente, no puede quedar fuera el apoyo financiero, esquemas de seguros y desarrollo de capacidades empresariales para la agricultura familiar.

Por otro lado, la expansión y el incentivo para el acceso a financiamiento para transformar los sistemas agroalimentarios, busca que la función catalizadora de la banca de desarrollo nacional, la movilización de recursos públicos, multilaterales y privados, propicien la creación de instrumentos financieros innovadores capaces de promover cambios hacia sistemas agroalimentarios incluyentes y sostenibles.

El gran reto se presenta en la búsqueda y asignación de recursos para financiar en condiciones blandas para proyectos en áreas de desarrollo sostenible, entre ellos: infraestructura productiva agrícola y social, salud y agua potable, conjuntamente con instrumentos inclusivos de políticas públicas que incentiven y faciliten una mayor participación de la banca y de inversionistas privados en el financiamiento del sector agropecuario.

Finalmente, en cuanto al fortalecimiento de la infraestructura digital rural para la innovación y la gestión del conocimiento, es de alta prioridad el diseño e implementación de nuevas tecnologías y la innovación en sistemas agrícolas, contando siempre con la inversión pública – privada en infraestructura digital y acceso a la banda ancha en zonas rurales que incentiven la productividad agropecuaria.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicó un excelente documento titulado “Iberoamérica: espacio de oportunidades para el crecimiento, la colaboración y el desarrollo sostenible”, en el que brindó una contribución a los debates que se originaron en la Cumbre Iberoamericana incluyendo aspectos como: panorama estilizado de las economías de Iberoamérica a partir de indicadores de población, territorio, producción, tasas de crecimiento, inflación y macroeconómicos; la coyuntura económica internacional, caracterizada por cambios en la globalización y por una secuencia de crisis mundiales que han llevado a una desaceleración del crecimiento y a una reducción de los flujos financieros hacia los países emergentes; el desempeño del comercio, la evolución de la inversión extranjera directa y los flujos migratorios entre América Latina y la península ibérica; oportunidades para el crecimiento, la colaboración y el desarrollo sostenible a partir del análisis de 15 sectores impulsores del crecimiento; y reflexiones finales que destacan elementos que reclaman una acción inmediata por parte de los países iberoamericanos.

La Ruta Crítica para alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica es de alta prioridad ante el reto de lo que la CEPAL denomina “una cascada de crisis y cambios en la globalización”, concebida como la situación económica, social y de sostenibilidad de los países de Iberoamérica, determinada tanto por las dinámicas internas, pero también, por choques externos y los cambios en la globalización, tales como la crisis financiera mundial del 2008 al 2009, las tensiones económicas entre Estados Unidos y Europa por una parte, y China, por otra, a partir del 2017; la crisis de la pandemia del COVID – 19, en el año 2020, y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Todo esto en el contexto de cambios tecnológicos, ambientales y demográficos.

Es por esto que se impone observar, las recomendaciones para el crecimiento, la colaboración y el desarrollo sostenible recomendado por la CEPAL a Iberoamérica en el marco de la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, entre estas recomendaciones se destacan: la reconfiguración de las cadenas mundiales de suministro y el reacomodo geográfico de la producción en la nueva etapa de la globalización; los retos de la transición energética, energías renovables, hidrógeno verde y electromovilidad para reducir los impactos de la crisis alimentaria; la economía circular; la bioeconomía para la agricultura sostenible, la gestión sostenible del agua y el turismo sostenible.

Todo lo anterior, nos lleva a concluir que “la Ruta crítica para alcanzar una seguridad alimentaria incluyente y sostenible en Iberoamérica”, persigue un reto principal y un paradigma que debe aceptarse universalmente, a saber: en la lucha de la reducción de la pobreza debe priorizarse el aumento de la producción agropecuaria sostenible.