Este término “demencia senil”, es obsoleto y ya no se usa en neurología; fue eliminado para referirse al diagnóstico de demencia. Hoy hablamos de: demencia tipo Alzheimer, vasculares, mixtas, etc. Es importante resaltar que la demencia en general se asocia a la población más adulta, pero no se puede sustentar el que sea una condición natural y obligatoria de la vejez, porque de ser así, todos los adultos mayores deberíamos sufrir de demencia y no es así, pues solo uno de cada tres de ellos la sufren, como hemos señalado recientemente en esta columna, a mayor edad mayor chance. En el normal envejecimiento del cerebro los olvidos se hacen evidentes desde los 40 años, no significa que si en una ocasión se le extravían las llaves, el celular o los lentes y que usted olvide una cita no correctamente agendada ya tenga usted Déficit Cognitivo Leve o demencia. Se acepta que entre el 5 y el 8% de la población mayor de 60 años sufre alguna de las formas de demencia, luego de los 85 años se fluctúa entre el 25 y el 50%. A partir de los 90 años sube a un 50%. El término “demencia” se refiere a diversos trastornos del rendimiento mental, emocional y cognitivo (memoria, razonamiento, habilidades, soluciones de problemas, etc.). La demencia puede tener muchas causas, siendo la más común el mal de Alzheimer.
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Es más común en las mujeres, se considera esto por dos razones, la mujeres son más longevas, pero parece que lo hormonal participa, en especial los estrógenos, juegan un papel protector frente a las demencias, que en la mujer al aumentar en edad estos ceden, dejándolas más vulnerables a las enfermedades neurodegenerativas. Permítanme repetir los riesgos conocidos para la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas son: actividad física aeróbica insuficiente, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, obesidad, hipertensión, diabetes, grasas en sangre, depresión, poca socialización, escasos estudios y pérdida auditiva.
Veamos varios de los aspectos más actualizados de condiciones que se asocian a los riesgos de padecer demencia. En una publicación en la prestigiosa revista JAMA (2022; 5 (6), se plantea que la fuerza muscular reducida, medida por la fuerza de prensión manual, está asociada con un mayor riesgo de demencia tanto en hombres como en mujeres. Si usted no puede abrir la greca de su café, si no puede abrir una botellita de agua o no puede abrir el jugo, etc., (no tiene fuerza en las manos) póngale atención. Estos investigadores han confirmado que eso está asociado a varios marcadores del envejecimiento. Se llegó a esta conclusión con neuroimágenes de pequeños vasos cerebrales alterados relacionados con algunos subtipos de demencia.
En una publicación en el Clinical Medicine (una cabecera de The Lancet), calzado por María P. Bonmati, del grupo de Birmingham Inglaterra, confirman que el tener pesadillas frecuentes tiene hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar un deterioro cognitivo a lo largo de su vida. Es decir, que si se producen pesadillas con asiduidad, puede ser una señal de alerta y de que algo no va bien en nuestro cerebro, como tener un exceso de estrés. Esto por alteración de la fase REM, que representa el 25% del ciclo de sueño y se produce en el cerebro y el organismo su energización y es cuando se sueña. Es decir, que las repetidas pesadillas dañan cerebro. Luego “conversaremos” del Lecanemab, nuevo medicamento para el tratamiento del Alzheimer.