Además de pedir excusas por su torpe intento de justificar que los maestros abandonen las aulas para exigir en las calles un aumento salarial que paralelamente están discutiendo en una mesa de negociaciones, el sindicalista Pepe Abreu debería sustentar mejor su denuncia, pues el Ministro de Educación acaba de desmentir que cancelara a más de 300 empleados por participar en la protesta de la semana pasada, como denunció el presidente de la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS).
El doctor Ángel Hernández dijo que para ese ministerio resulta imposible identificar, y mucho menos cancelar, a los empleados que participaron en esa protesta, pero le pidió al denunciante que aporte los nombres de los empleados supuestamente cancelados.
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Y como se trata de una denuncia muy seria que no puede quedarse irresponsablemente en el aire, la opinión pública también desea conocer esos nombres. Aunque resulta extraño que en estos tiempos de redes sociales, en los que no es posible mantener nada oculto porque nada impide a los afectados denunciarlo a los cuatro vientos, no se tengan noticias de que un hecho de esa naturaleza se haya producido.
Tampoco se ha referido al tema el gremio magisterial y su presidente, el profesor Eduardo Hidalgo, quien después de la ruidosa protesta de los maestros frente al Ministerio de Educación, a la que siguió otra de padres de alumnos afectados por sus paros y huelgas, dijo estar dispuesto a continuar el diálogo con las autoridades educativas, que han dicho que no pueden pagar el 20% de aumento que reclaman los docentes.
Todo indica que el veterano sindicalista fue sorprendido en su buena fe por quien le “sopló” el dato, pero eso no justifica que se atreva a decir, por solidaridad sindical, que la culpa de la protesta de los maestros es del Ministro que no quiere darles el aumento que exigen, insultando la inteligencia de una sociedad harta ya de sus paros de docencia y de lo mucho que nos cuestan.