Al comenzar a escribir este artículo, me debatía entre ponerle como título la deuda familiar, la deuda de los consumidores o el que aparece encabezando esta opinión. Cualquiera de los títulos recoge el objeto del escrito, solo la preferencia incidió en la elección. Otro dilema fue el de incorporar el crédito proveniente de las Cooperativas y de los casi 12 mil prestamistas del sector informal, pero dada la no estandarización de los datos y también, por lo impreciso que resultan las cifras del sector informal, esta opinión se limitó al financiamiento formal de las entidades que regula la ley monetaria y financiera 183-02.
En la literatura periodística e incluso en la especializada del país, la preferencia sobre el tema de la deuda se inclina a abordar la de tipo pública y en el esfuerzo por acercarla a una relación con la población, se utiliza la deuda pública per cápita. En el caso que compete a este análisis, trata la deuda de la familia dominicana, la que contraen los ciudadanos con el sistema financiero formal, por lo que, abordar la deuda privada de los hogares del país tiene una importancia microeconómica y macroeconómica que no debe despreciarse.
Al auscultar la deuda de los consumidores dominicanos, resulta relevante considerar el nivel de bancarización al que ha llegado el país, habida cuenta de la relación existente entre el endeudamiento privado y el nivel de inclusión financiera de la población. La bancarización puede ser calculada a través de un conjunto de indicadores, con el interés de medir la profundidad, la cobertura y la intensidad. Aquí hemos seleccionado tres indicadores a modo de muestra para cuantificar la inclusión.
El grado de profundización de la bancarización en el país no presenta avance de importancia, a agosto del 2021 se sitúa en un 25.1 % por el lado del crédito y por las captaciones en un 38.0 % y la cobertura/intensidad se coloca en RD$ 126,439 -considerando la población total.
El uso del financiamiento familiar siempre ha sido y es una forma de gastar en el presente la no disponibilidad de liquidez en el momento, originado especialmente por la insuficiencia de ingresos, la que a su vez compromete los ingresos futuros. Son varias las causales del endeudamiento, pero la principal resulta de unos gastos que superan los ingresos en la familia, la que, para el caso dominicano, el costo promedio de la canasta básica es de RD$ 39,108, mientras que el ingreso medio de los trabajadores formales se sitúa en RD$ 18,290 y la escala salarial mínima se mueve en el rango de RD$ 11,500 a RD$ 20,000 al mes.
El crédito a la familia facilita el consumo presente, pero puede complicar su bienestar futuro, si el endeudamiento se realiza en forma irresponsable, generando una deuda excesiva, en la que la carga financiera resulta ser onerosa. El parámetro internacional comúnmente utilizado para determinar el sobreendeudamiento es el de un 50.0 % del salario mensual, respecto al monto de la deuda particular o el de un 80.0 % del monto salarial total de los trabajadores -particularmente los que pertenecen al segmento de los formales- y el crédito total familiar.
El acceso al crédito bancario es motivado por un bloque de razones, entre las que pueden ser destacadas, el grado de bancarización de la población del sector formal del mercado laboral, el crecimiento macroeconómico, las razones financieras de la familia, el empleo, el costo del dinero, la inflación, el tipo de cambio, las expectativas.
La deuda privada de los hogares con el sistema financiero formal, compuesta por el crédito de consumo e hipotecario, se encontraba en RD$ 582,465 millones a agosto del 2021 y la de previo a la pandemia por Covid-19 en RD$ 540,486 millones, para un crecimiento de un 7.76 %, movimiento cónsono con la expansión de la economía que se elevó en igual periodo en un 14.0 %; aunque no alineado con el empleo formal, dado que, a agosto permanecieron 89,935 trabajadores que no habían podido reincorporarse al mercado laboral del 1,962,593 que se encontraba trabajando a marzo del 2020.
En términos de la participación, la deuda familiar privada en la economía, alcanza el 11.0 % del PIB. La deuda de los hogares en forma desagregada, muestra que el crédito de consumo la lidera con el 58.66 % (RD$ 341,712 millones) y el hipotecario con el 41.33 % (RD$112,314 millones). Del crédito de consumo, los préstamos personales para gastos representan la mayor participación con un 49.5 % (RD$ 169,302 millones), seguida del uso de la tarjeta de crédito con un 15.71 %, equivalente a RD$ 53,713 millones y luego los préstamos personales con RD$ 47,037 millones, para un 13.76 %.
En el cuadro se puede apreciar una disminución del uso de la tarjeta de crédito para financiamiento por un monto de RD$ 4,878 millones y de los préstamos bancarios para vehículos por un valor de RD$ 226.0 millones.
En la República Dominicana, se estiman que hay alrededor de 3,214,540 hogares, de los cuales podría haber un 3.5 % con financiamiento hipotecario (cantidad de préstamos hipotecarios 112,314) y la participación de la cantidad de crédito de consumo (3,738,909) respecto a la de hogares se coloca en un 116.3 %. La relación entre la cantidad de crédito familiar y la población ocupada del sector formal es de 1.84, indicativo de que muchos ciudadanos están endeudados más de una vez por varias vías de financiamiento.
Al medir la carga del endeudamiento familiar del sector formal de la economía, esta se sitúa en 127.0 %, representativo de que, el monto de la deuda (RD$ 582,465 millones) supera al monto del ingreso salarial de los trabajadores identificados como formales en la encuesta continua de hogares (RD$ 457,931 millones) y al parámetro de referencia que es de un 80.0 %; por lo que, los hogares dominicanos se encuentran sobreendeudados. La medición no considera el costo financiero de la deuda, que se traduce en los intereses que genera y que potencia aún más la carga del endeudamiento.
Si el sobreendeudamiento familiar con aproximación individual lo medimos por la carga financiera sobre el ingreso mensual, ambas en promedio, el indicador se sitúa en 826.0 %, significativamente superior al parámetro referencial de un 50.0 %.
El sobreendeudamiento es la antesala de la morosidad. De contar con el Índice de Morosidad (IMOR) por los tipos de cartera aquí examinadas, hubiera aportado en la dirección de utilizarla como medio auxiliar para ver la calidad del endeudamiento excesivo de los hogares y más, si incluyera la cartera castigada, antes de ser colocada fuera de las entidades del sistema financiero.
Ante la ausencia del IMOR en la perspectiva indicada, esta opinión considera que la morosidad del crédito a los hogares dominicanos pudiera estar sobre el indicador que conocemos como dato oficial publicado a través del tiempo. A agosto del 2021, el IMOR se encuentra en un 1.69 %.
El sobreendeudamiento es una condición para una mayor exposición al riesgo del impago y de la calidad de la cartera crediticia bancaria, un esfuerzo combinado entre el sector publico y las entidades que conforman el sistema de intermediación financiera para elevar la cultura financiera seria aconsejable, como forma de que los deudores asuman esa decisión con responsabilidad, al tiempo de aminorar riesgos.