La percepción visual de una cultura , de una identidad , nos responsabiliza en exigirnos, el acercamiento más exacto y prudente una lectura de imagen, que se debe llevar con la mejor actitud, exigiendo a quién aplica la vista externa, prudencia y esfuerzo objetividad y mesura.
En situaciones de multitudes convocatorias por ejemplo de conciertos internacionales donde acuden y se concentran apasionados de un mismo género musical, vemos, como llamado por la expresión del cuerpo con el ritmo, el público expande expresiones corporales , comunicantes y dialogantes que se transfieren en un movimiento , en un gesto que te señala una identidad.
En una discoteca de afrocaribeña de Londres, París , Madrid y Bruselas, la música llama al baile con lenguajes corporales que identifican una o un dominicano ,un haitiano, martiniqueño, cubano por la expresión misma de su marca rítmica compartiendo una pieza musical de salsa, merengue o bachata.
El lenguaje corporal es señal de identidad y si tomamos en cuenta otros ejemplos , la forma y la manera de compenetrarse con el jazz a nivel físico , esto también llama a expresiones y gestos muy complejos y diferenciales dependiendo de la banda , de su lugar y género.
El público de jazz de New Orleans, traduce una intensidad y pasión exaltada y compenetrada con todas las virtudes de las improvisaciones, y de los instrumentos en articulaciones físicas donde las piernas como los brazos cumplen con las exigencias de la rapidez del jazz band.
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Es maravilloso ver articularse y desarticularse los cuerpos por las calles del viejo New Orleans en una coreografía de una muchedumbre danzante dónde cada individualidad se compenetra con el ritmo y, por la genialidad de una improvisación , desata toda la expresión guardada y reservada durante todo un año hasta liberarla en Mardi Gras.
Los dominicanos, en sus desfiles anuales de Manhattan, confirman su identidad física y visual , con el compás de los hombros y de los brazos replegados moviéndose de lado a lado , con la cadencia de la bachata , sin dejar la oportunidad en cadera y pies al merengue….
Tanto el merengue como la bachata son hoy día géneros musicales internacionales que se programan y expresan en todos los escenarios internacionales, llevando a otras culturas dimensiones del cuerpo nunca exploradas ni reveladas. Hoy día en una discoteca parisina afrocaribeña, tanto los franceses, como los migrantes latinos, y africanos pero también asiáticos ponen en movimiento sus cuerpos, despertando en ellos su anatomía callada y silenciada.
Y es que la dominicanidad tiene mucho cuerpo. En una guagua . en el metro, en un avión frente a una muchedumbre, tu reconoces al dominicano y a la dominicana por su voz y sonido cuando habla, su vestimenta y, muchas veces por su mirada.
La dominicanidad tiene una expresividad pública y de festejo excepcional, cuando hay un grupo de dominicanos que se juntan en actividades, es obvio por el tono de voces, la conversación acompañada por varios interlocutores hablando a la vez, que la ´´juntadera´´es el sello alegre y feliz de la comunidad.
La sonrisa siempre llega primero, es abierta y generosa, una sonrisa que llama a comunicar de inmediato, y que atrae la palabra en un saludo, en una conversación, son sonrisas anónimas que se encuentran en una fila de farmacia , de supermercado, de hospital y la gente con espontánea decisión habla al vecino , intercambia , y anuda una comunicación que con facilidad abierta y generosa inicia una posible amistad.
Visualmente, lo ´´dominicano´ ´también se sella con el desplazamiento y movilidad migratoria de orilla a orilla,el emigrante dominicano o dominicana de España, asimila, la corriente visual de la comunidad que lo rodea y cuándo nos montamos en una avión que aterriza desde España, podemos apreciar el tono y acento de otra forma y manera de hablar el español, ya con la rítmica fonética de Madrid, de Barcelona y de Andalucía, con una gracia que muestran esa gran capacidad de adaptarse a la evolución que impone la migración.
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Este aspecto se ha visualizado desde décadas con los residentes en el alto Manhattan, con sus elementos y accesorios heredados del “flow”y del ““way” del Bronx.
Tierra adentro, los dominicanos llevan toda una expresión física que responde a su protocolo educativo.
La frecuentación a una Iglesia, un domingo nos evidencia el respeto al ritual religioso y espiritual, los hombres y las mujeres exhiben una vestimenta acoplada al gusto tradicional por la ropa dominguera donde los varones se combinan con buenas camisas o guayaberas y las mujeres con un traje chaqueta o un vestido sobrios.
..Desde el sector popular hasta las clases más altas la
La participación a los cultos suscita en el dominicano la escogencia de una vestimenta de aguda limpieza y sobriedad.
Las convocatorias sociales, bodas, bautizos, cumpleaños, pésames, definen en cada dominicana y dominicana el respeto al acontecimiento, exhibiendo siempre en su apariencia la mejor opción para celebrar y honrar el evento.
Es un aspecto muy interesante de ver como impera la honra de la convocatoria, por encima de muchas y muchos que se quejan que la informalidad ha ganado la sociedad, nosotros entendemos, que todavía hoy se mantiene un buen gusto en la presentación , con la atracción por las buenas colonias, los perfumes, las buenas telas …Porque los ciudadanos y las ciudadanas de este país, resaltan la importancia de la apariencia con el respeto de su persona, por encima de todos los peligros de la informalidad cada vez más creciente.
Ahora bien, tampoco podemos ignorar , el asalto de una cultura urbana que en los veinte últimos años desarrolla manifestaciones donde se expone el apoderamiento de los símbolos de nuevos accesorios de identidad con el tatuaje, los collares y aretes, los escotes abundantes y la sexualización del gesto y del movimiento.
Esta evolución de la apariencia visual de las nuevas generaciones de la cultura urbana que poco a poco va filtrándose e infiltrándose en el conjunto de la sociedad llama a una toma de conciencia de la dominicanidad en su expresión visual que nos invita a canalizar el estudio del lenguaje de las apariencias y entrar en su razón de ser para comprender el abandono de la expresión oral en su calidad gramatical y semántica, la transformación del cuerpo de las nuevas generaciones urbanas y entender que tanto la lengua como la vestimenta son señales a considerar en la educación y en la integración social.
La dominicanidad nos llama a tomar en cuenta las evoluciones de la representación humana de la misma y entender los contrastes abismales que se han forjado entre las generaciones a través de lenguajes corporales .Pues el contraste es tan grande a partir de los 90 que hay que conocer y acercarse más de las nuevas generaciones para reforzar lo que todavía se mantiene en la dominicanidad , alegría, gusto, afecto y respeto .