Caída del PIB hubiera sido peor sin política monetaria del Banco Central
El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó sus malos pronósticos con la advertencia de que el desastre económico mundial llegó por culpa de la covid-19. Sobre la sangría de Latinoamérica y el Caribe, calcula que este año el PIB caerá un inédito 8.1%, y podría recuperarse después de 2023, con alta posibilidad de enfrentar una nueva década perdida, como en los años ochenta.
En cuanto a nuestro crecimiento, el PIB retrocede un 6%, la cifra la entregó el pasado viernes el gobernador del Banco Central en su discurso en el marco del septuagésimo tercer aniversario de la entidad emisora.
Coincide con el pronóstico del FMI, como todas las economías el motor de nuestro crecimiento también renquea. Agrega el organismo internacional que la caída de este año pudo haber sido peor, el doble, el socavón de 12 por ciento, si el Banco Central no hubiese actuado a tiempo y contundencia con su política monetaria ultra-expansiva, desde marzo, cuando se sintieron los primeros síntomas de la pandemia.
El panorama hubiese peor para los ingresos del Gobierno, empleo y la pobreza. No tuviéramos expectativas de recuperar en 2021 lo que perdemos este año, y sería muy diferente el Presupuesto Público que se discute en el Congreso Nacional, que de un déficit estimado alrededor de 10% para este año, se ajusta a un 3% en 2021.
En cuanto al endeudamiento público, en lugar de aumentar alrededor de US$4,600 millones como se tiene presupuestado, en 2021 sería el doble, con brutal aumento del indicador deuda como porcentaje del PIB, lo que elevaría la prima de riesgo, es decir, encarecería el endeudamiento en los mercados de capitales.
Otra cifra entregada por Valdez Albizu es la relativa al flujo de inversión extranjera directa, que ha estado registrando una importante entrada neta, no obstante la pandemia y la crisis económica mundial. Mi explicación es que para los inversores nuestra economía sigue siendo la más atractiva de la Región, la que presenta mejores condiciones para invertir y maximizar rentabilidad con estabilidad de los precios macroeconómicos, la que en estas circunstancias extremas ha podido preservar sus fundamentos económicos.
La inversión que apuesta por el tejido productivo del país, que no depende de la volatilidad de los mercados financieros, creció en US$2,066.4 millones en los primeros ocho meses del año, apenas US$358 millones, un 15%, menos que el nivel registrado en los mismos meses de 2019. Se espera se sitúe por encima de los US$2,500 millones en 2021.
Como dijo el gobernador, este flujo de inversión extranjera directa, junto a las intervenciones del Banco Central en el mercado cambiario a través de su plataforma electrónica, compensaron el descalce transitorio que produjo el cierre extremo del turismo, la actividad individual que mayor cantidad de divisas aporta al país. Explica por qué la tasa de cambio se ha mantenido alrededor de lo programado.
Para seguir atrayendo flujos estables de inversión extranjera directa, es imprescindible que la economía siga inspirando confianza frente a otras de nuestro entorno, lo que garantiza el presidente Luis Abinader, ha reiterado que el objetivo de la política fiscal y monetaria es perseguir y mantener un sólido diferencial positivo de crecimiento del PIB respecto a la media de la Región, indicador que los inversores miran con lupa.