Antes de que dos trabajadores quedaran atrapados el pasado domingo por un derrumbe en profundidades de la mina Cerro de Maimón, de Monseñor Nouel, en diciembre 2021 otro minero no tuvo la suerte de sobrevivir por algo similar al caso de ahora en que puede trabajarse arduamente, contra el reloj y con optimismo, para rescatarlos ilesos.
Otros incidentes subsiguientes durante la extracción de cobre y zinc que desarrolla la Corporación Minera Dominicana (Copardom) llevaron a los operarios a expresar preocupación por su seguridad.
Son conocidas las técnicas de general aplicación para evitar consecuencias trágicas en extracciones subterráneas que en buen castellano obligan a apuntalar paredes y techos a medida que avanzan los túneles, a usar herramientas apropiadas para fracturar rocas y a dotar a quienes se internan por sombríos laberintos de equipos de seguridad muy específicos.
El temor a quedar sepultados que ha embargado a mineros de Maimón obliga a las autoridades a establecer si en esa y otras explotaciones se aplican las normas de rigor.
De manera particular deben fiscalizarse las excavaciones rudimentarias para obtener ámbar y larimar que causan desprendimientos que nutren un historial de fatalidades en el país.
Procede además velar porque las labores arriesgadas de la minería estén a cargo de asalariados entrenados para un desempeño seguro y en capacidad para manejar contingencias.