Un pequeño libro escrito en un lenguaje comprensible, pero que contiene una guía pedagógica clara y precisa.
y 2
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.
¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.
Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.
Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.
Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!
Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.
Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor. Gabriela Mistral.
La gran poetisa y educadora chilena Gabriela Mistral escribió esta oración-imploración al Señor para pedirle fuerzas para cumplir con una labor tan importante, pero, sobre todo, comprometida con el futuro del mundo como es la labor del maestro.
Hablo del maestro, del ser que ha asumido su función docente como una forma de vida, porque es una apuesta al devenir de la humanidad. No me refiero a aquellos que van a las aulas a cumplir un horario y llenar un requisito exigido sin entusiasmo ni compromiso, sino como un trabajo obligatorio por el cual reciben un salario.
Con este artículo, finalizo la presentación del libro de Celeste Abréu Van Grieken titulado “Estrategias de Estudios de casos para la formación docente.” Su título lo indica. Ella propone una metodología muy concreta.
Decía la semana pasada que el pequeño estaba dividido en dos grandes partes. La primera es acerca de los procesos de gestión en el aula, para la cual presenta 12 casos. Y la segunda sobre casos para el acompañamiento docente, cuyo contenido es la presentación de nuevos casos.
Explica en su libro, que el estudio de casos nació en las escuelas de negocios de Harvard, y fue tan exitosa la experiencia, que se ha extendido a todas las áreas del conocimiento. En el caso de educación, dice la autora, una ventaja es que disminuye la tensión “de los nudos críticos que han caracterizado la formación docente en muchos países de nuestra región” (p.36). Reconoce que el Estudio de Casos, aunque parte de la realidad, intervienen otros factores como las percepciones, los conocimientos, los enfoques y los criterios del autor que recupera la situación para convertirla en un instrumento de aprendizaje. A su juicio esta propuesta metodológica permite:
l Integrar diferentes visiones para
propiciar el análisis de una situación problemática
l Permite desarrollar también
habilidades y competencias diversas
l Favorece pensar en diferentes
soluciones a un mismo problema
l Promueve y desarrolla el hábito
de la reflexión
l Pero sobre todo facilita el rol
mediador de los formadores.
Advierte que, si bien la metodología presenta la ventaja de favorecer la flexibilidad para el proceso educativo, no supone una solución única, y quizás, agrego yo, puede generar conflictos en el aula, al propiciar diferentes puntos de vistas. Una dificultad, que si es bien aprovechada puede ser una oportunidad única para educar. Finaliza esta parte diciendo: “Estas intervenciones en formato de Estudio de Casos ofrecen a los formadores de formadores una amplia gama de problemas o situaciones que ocurren rutinariamente en el aula. Uno de los grandes desafíos de estos formadores, es lograr un nivel de comprensión más profundo, develando los saberes formales e informales que guían la práctica docente. (…) Si con estos casos logramos apoyar en la formación docente la cultura de la reflexión, la actitud de apertura para analizar críticamente la disensión, recurrir al conocimiento teórico para argumentar y generar nuevas preguntas sobre los casos, habremos cumplido con nuestro cometido.” (p. 43)
A continuación, el libro presenta 25 casos. Cada uno contiene cuatro componentes, a saber:
1. Síntesis del caso
2. Guía del formador que a su vez está
subdivido en: propósito del caso,
temas que cubre el caso, sugerencias
para la reflexión.
3. Lecturas para profundizar.
Antes de cada caso aparecen pensamientos de autores de importancia. Uno de los que más me gustó fue el de mi admirada Gabriela Mistral: “Enseñar siempre: en el patio, en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.”
Invito a los maestros de verdad, los que están comprometidos con el futuro, y por lo tanto les preocupa formar ciudadanos conscientes, es decir, hombres y mujeres con los valores que tanto necesita esta sociedad, a que compren y lean esta obra. Un pequeño libro escrito en un lenguaje comprensible, pero que contiene una guía pedagógica clara y precisa.