Parte III
Pigli, Carlos y Píndaro van de regreso a la capital… En medio de la ruta, Carlos exclama: “¡Me pica el estómago!” Nada más cierto que lo expresado… Al bajar de Rancho Arriba, los tres que echaron a Pedro entre el pozo deciden hacer una parada técnica…. Al entrar a Bonao, Píndaro abre sus ojazos y exclama: “¡Diantreee!…. ¡Acaban de asfaltar la vía de acceso a la ciudad!… ¡Se ve que hay pesca de votos!”… Al hacer su entrada al parqueo del Típico, justo cuando van a desmontarse, ven una Harley estacionada en medio de la jardinera del restaurant… “¡Es Jochito, El Poeta de la Motocicleta! -exclama Píndaro…. Parece que nos pasó en la autopista…”.
Al enfilar hacia la mejor mesa ven a Jochito que, vaso gigante en mano, bebe una batida de zapote… “¡Qué dice ese trío!” –refiere feliz de verlos-…
Ni tonto ni perezoso, Píndaro se sienta con ellos y les expresa… “¡Mañana es un día muy especial… Todo el que tenga dos dedos de frente se levantará de su letargo e irá a votar de acuerdo a su conciencia, y no a la conciencia de los demás!… –y les cuestiona- ¿Qué papel juega en esta contienda la Generación Z?”.
Carlos es el primero en opinar: “La generación Z juega un papel importante puesto que, de seguro, va a buscar -y a dar- un voto fresco, diferente, osado, atrevido, fuera de lo tradicional, que enviará un mensaje de lo que serán las verdaderas expectativas electorales para el 2020, cuando ellos tengan más fuerza y constituyan una mayor proporción del electorado… El tema es que nunca nos enteraremos, porque el voto es secreto!”, sentencia…
Pigli se motiva y opina: “Me parece que, como están acostumbrados a trabajar en equipo y el concepto de caudillo para ellos es desconocido e irrelevante, van a reclamar ‘de a duro’… Creo que habrá muchas sorpresas… Este voto sin lastre promete mucho!”…
Entonces, El Poeta de la Motocicleta comenta: “Tienen en sus manos la posibilidad y la responsabilidad de adecentar la actividad política, acabar con la corrupción y colocar los cimientos de una mejor sociedad, menos excluyente, más equitativa y más justa”.
Frente a un arrocito con habichuelas, Píndaro cuestiona: “¿Cuál es el nivel de responsabilidad que tiene la Generación Z, en estos momentos de votación, si acaso la tienen?”… Carlos, degustando un chivito a la fricasé, no lo piensa dos veces y exclama: “Tiene La responsabilidad de formarse, de mantenerse fieles a la ética, al trabajo como forma de generación de desarrollo y riqueza… Tienen la responsabilidad de renunciar a las tentaciones que nuestra sociedad les presenta para evitar caer en el abismo de ser más de lo mismo, de ser una generación comprada y aletargada, en lugar de mantener su espíritu crítico, desafiante, innovador y poco ortodoxo, el cual puede ser un eje fundamental en un proceso de verdadera transformación hacia un mundo y una sociedad más abierta, dinámica, emprendedora, incluyente, equitativa, justa, creativa y comprometida con el planeta que se nos ha dado para administrar y cuidar”…
Pigli, no cree que se den cuenta de eso, pero su responsabilidad es enorme… Dice creer que “los mismos políticos no se dan cuenta y siguen cometiendo los mismos errores… En esta nueva Generación Z, hay una gran cantidad de indecisos… de esos que esperan al último momento para analizar por qué partido emitir un voto que valga la pena…”.
“¡Son los dueños de la esperanza en un mejor porvenir, porque la ilusión y el futuro les pertenecen!”, comenta El Poeta de la Motocicleta…
“Entonces -interrumpe Píndaro- ,¿Cuál es el nivel de responsabilidad que creemos tienen las presentes generaciones, como legado a la Generación Z?… Frente a unos tostones, Pigli opina: “Por diferente que sea esta generación, sus valores están construidos sobre la base de las anteriores, solo que priorizan y sistematizan todo de forma distinta… Me parece que el más grande legado a esta generación es no atraparla en los errores de las anteriores… ¡Si antes, con 500 pesos y un picapollo se compraban votos, esta generación los va a vender caro, carísimos, con la materialización de las promesas cumplidas!”.
“Nos toca ser ejemplo y apoyo –dice Carlos-, cumplir con nuestras responsabilidades de forma ética y constructiva; y, nos toca dejarlos ser, ejerciendo nuestro deber de ser… A nuestras generaciones, nos toca cuestionarnos cuál es el legado que les estamos dejando, y pensar en las repercusiones que para ellos tendrán nuestros actos y nuestra filosofía de vida”.
Entonces, nuestro Poeta de la Motocicleta levanta su mirada al techo del Típico… cierra sus ojos y los abre de nuevo, mirando a un horizonte que traspasa lo estructural, mientras sentencia: “Entre los mayores ha quedado un reducto o reserva con sentido de la moralidad y el deber… ¡Ojalá que a la Generación Z podamos transmitirles lo trascendente que sobrevivió en nosotros!”.
Mañana –enfatiza Píndaro-, la Generación Z estará en cada voto que nosotros depositemos consciente, o inconscientemente… En unos años… ¡ellos nos lo tomarán en cuenta!”.
Colaboración:
José Mármol, Carlos Yunén, Pedro Genaro Rodríguez