La guardia en la calle

La guardia en la calle

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

El gobierno envía militares a patrullar las calles para combatir el auge de la delincuencia. El papel de las Fuerzas Armadas es salvaguardar la soberanía nacional, cuidar las fronteras terrestre, marítima y aérea, aunque la Constitución diga que se puede emplear la guardia para contribuir con el orden público.
Uno se pregunta ¿qué entrenamiento recibe la guardia? Si se cumplen los reglamentos, la guardia debe andar desarmada cuando no está en servicio activo, lo cual es una demostración de que la salvaguarda del orden público corresponde a la Policía Nacional.
No sé, creo que no se ha dicho, si es que el gobierno y los altos mandos militares van a tratar la solución al creciente y audaz incremento de la criminalidad como si se tratara de un estado de guerra interna, que entonces sí se entiende el nuevo papel que se le asigna a las Fuerzas Armadas.
Estamos claros en la peligrosidad de enviar gente sin entrenamiento, con armas de guerra, a patrullar las calles. Si ahora hay muertos donde quiera y por cualquier cosa material, no quiero imaginar qué pasará cuando la guardia esté en las calles.
El crecimiento de la criminalidad, debe ser tratado con mucho cuidado si tomamos en cuenta los siguientes planos del asunto.
Primero, aquí cualquiera posee un arma legal o ilegal, de cualquier calibre, aunque no tenga el mínimo entrenamiento sobre cómo portar el arma, cuándo hacer uso de ella, en qué lugares, en qué circunstancias.
Segundo, los delincuentes lo primero que hacen es disparar contra cualquier persona para despojarlo de un teléfono celular o del arma de reglamento del policía o del militar.
Tercero, el policía o el militar está expuesto permanentemente a que le disparen para quitarle un teléfono celular o su arma. Los maleantes tiran a matar para evitar que la víctima pueda identificarlos, como ocurrió con aquel coronel asesinado porque le dijo al asaltante: “yo te conozco a ti” Fueron sus últimas palabras.
Cuarto, dado que los delincuentes tiran y tiran a matar, los policías y soldados armados no vacilan en usar sus armas ante cualquier circunstancia aun cuando no estén apuntados con un revolver o una pistola o su vida no corra peligro.
La regla de oro para que un policía saque su arma y dispare no se aplica porque los delincuentes no obedecen la orden de ¡alto! sino que tiran contra la autoridad ¿y qué usted quiere que haga el policía? dispara primero.
Y es que ahora cualquiera grita ¡un asalto! y alguien dispara contra el delincuente. Ese puede ser el caso del ex raso de la Fuerza Aérea Franklin Padilla Núñez quien dice que disparó a unos asaltantes y la Policía determinó que esa bala mató a la señora Delcy Miguelina Yapor.

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