LA HABANA. Los productores de la comedia satírica de Showtime “House of Lies” tenían 3 millones de dólares y una misión: filmar el primer episodio de un programa de televisión estadounidense en Cuba en más de medio siglo. Cuando quedaba una semana de filmaciones en las caóticas calles de La Habana, el director Matthew Carnahan les dijo a los empleados cubanos que no podrían tomarse la hora del almuerzo completa porque necesitaban ganar tiempo.
“Eso no va a funcionar”, le respondió su asistente. “Aquí no almuerzas a las corridas”. Los trabajadores se tomaron todo su tiempo para comer. Y la filmación con Don Cheadle y Kristen Bell como protagonistas se completó la semana pasada, en el marco del inusitado interés que hay hoy en Cuba, el cual podría hacer de esta nación comunista un destino frecuente para las películas de Hollywood o diluirse rápidamente debido a las dificultades con que tropiezan estos proyectos en la isla.
Un año después de que los presidentes Raúl Castro y Barack Obama declarasen una distensión en las relaciones cubano-estadounidenses, los realizadores de la saga “Fast and Furious” esperan permiso para filmar la octava entrega en La Habana. Se habla también de que aquí se filmará un aviso de un automóvil estadounidense. El actor Ethan Hawke dice que quiere filmar en Cuba. Antes de que se anunciase el acercamiento entre Washington y La Habana, se estrenó en diciembre en La Habana “Papa”, una cinta biográfica sobre Ernest Hemingway.
Hasta hace poco, la sola idea de filmar en Cuba hubiera escandalizado a la comunidad anticastrista de Estados Unidos, que considera que el comercio con la isla no hace sino alimentar la represión. Los productores de los proyectos a realizarse en La Habana este año dicen que la Casa Blanca los ha alentado explícitamente a venir a Cuba como parte de la política de acercamiento de Obama. A nadie se le ocurrió pensar en el malestar que eso podía generar en Miami, la capital del exilio cubano.