La periodista Dania Goris recuerda la hazaña de su madre, la periodista autodidacta Pía Antonia Rodríguez Contreras, para producir semanalmente el programa de televisión “Puntos de Vista” a comienzos de la década de 1970, cuando se grababa en la otrora sede de Color Visión, el hotel Matum de Santiago: “En su cepillito – Volkswagen Beetle- se llevaba a sus invitados, conduciendo solamente ella. Iba y retornaba todos los viernes, desafiando la carretera que era de doble vía”.
El programa de televisión, recuerdan Dania y su hermana Virginia, era más que una producción para la “caja mágica” que comenzaba a ganar audiencias; se convierte en el espacio en el que ambas aprenden la praxis periodística, sus secretos e incidencias. Era, sin dudas, el territorio de una emancipación genuina con la que quería doña Pía dejar su huella de periodista mujer que se había “zapateado” de las tradicionales secciones, pues estaba decidida a dar cobertura política al acontecer diario.
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Los comienzos de Pía Rodríguez en el periodismo coinciden con las primeras elecciones democráticas del país tras el derrocamiento del tirano Trujillo. Entonces, se convierte reportera de “La Voz de La OEA”, en 1962, pues al dar cobertura desde Radio Televisión Dominicana, es llamada por el organismo para que también envíe sus trabajos.
De inmediato, se incorpora a efervescentes y radicalmente defensores programas de los derechos de la población, tales como Radio Reloj Nacional y Radio Clarín, así como el tabloide El Sol… Seguiría en ese trayecto y su firma es referente de las contiendas electivas de más de cuatro décadas. Para su hija Dania, el activismo periodístico de su madre deviene del sufrimiento que vivió -junto a su familia- ante el apresamiento de su hermano en la cárcel La 40, el doctor Mauricio Rodríguez, durante la tiranía. Constantemente repetía que no quería que ni su familia ni el país viviera nuevamente en un régimen similar.
“Disfrutaba cada hazaña en el periodismo, pues se sentía altamente comprometida con borrar las huellas de la dictadura. Siempre decía que hacer noticias era su gran satisfacción, pues hacía que su corazón latiera, y se sentía muy feliz ejerciendo el bello oficio”. Su hija Dania también hace memoria a las entrevistas al liderazgo político de la época, que accedía que llevaran sus cámaras hasta a sus despachos, menos el expresidente Joaquín Balaguer, pues pese al equilibrio de sus preguntas y argumentos, nunca aceptó ir a Color Visión y “ese fue su deseo inconcluso”.
Como legado pervive “Puntos de Vista” en la televisión nacional, no solo como referencia política y periodística, sino también de cómo podemos, tal cual escribe en 1929 Virginia Woolf, edificar una “habitación propia”, desde los espacios mediáticos.