La infección por VHC se cura en más de un 99%, incluso en pacientes que ya habían sido tratados anteriormente y no respondieron a los tratamientos
La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) es una de las principales causas de hepatopatía crónica en todo el mundo.
Las repercusiones que tiene a largo plazo son muy variadas y van desde alteraciones mínimas hasta la fibrosis extensa y la cirrosis con o sin carcinoma hepatocelular (CHC).
El número de personas con infección crónica por VHC en todo el mundo se estima en más de 160 millones y lo peor de todo es que la mayoría ni siquiera es consciente de que tiene el virus.
Hasta la década de 1990, las principales vías de infección por el VHC fueron las transfusiones de sangre y procedimientos quirúrgicos poco seguros.
La progresión de la hepatitis C a cirrosis es variable y depende de la presencia de co-factores capaces de acelerar el proceso fibrótico.
Los co-factores asociados son la edad avanzada, el sexo masculino, consumo crónico de alcohol, obesidad, resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. La infección por VHC se cura en más de un 99%, incluso en pacientes que ya habían sido tratados anteriormente y no respondieron a los tratamientos que fueron sometidos .
Tratamiento
Actualmente, en el país se cuenta con la combinación de dos antivirales en una misma tableta (Sofosvubir + Velpatasvir), 1 tableta al día, durante 12 semanas, sin efectos secundarios relevantes.
Ese tratamiento se puede conseguir a través del Programa de Alto Costo del Ministerio de Salud Pública, previa evaluación y autorización por el médico gastroenterólogo/hepatólogo/infectólogo/médico internista.
El tratamiento consigue un beneficio individual sobre la propia enfermedad hepática, disminuye la mortalidad, mejora la calidad de vida y evita el desarrollo de manifestaciones extrahepáticas 5; en los casos con fibrosis avanzada, previene las complicaciones de la cirrosis y en pacientes en espera de trasplante hepático, incluso, puede suponer evitar el procedimiento.