“DUDAS.
Al terminar sus estudios, el historiador se enfrenta a un reto: ¿de qué han servido tus estudios? ¿Lo único que has encontrado en tu trabajo es el divertimento de narrar el auge y la caída de naciones e ideas y de volver a contar historias tristes acerca de la muerte de reyes? ¿Has aprendido sobre la naturaleza humana más de lo que el hombre de la calle puede aprender con solo abrir un libro? ¿Has obtenido de la historia algo que aclare nuestra situación actual, alguna guía para nuestras opiniones y principios, alguna protección contra los desplantes de la sorpresa o las vicisitudes del cambio? ¿Has encontrado en la secuencia de los acontecimientos pretéritos regularidades suficientes como para predecir las futuras actuaciones de la humanidad o el destino de los Estados? ¿Es posible que, después de todo, la historia no tenga ningún sentido, que no nos descubra nada y que el inmenso pasado solo sea el aburrido ensayo de los errores que el futuro está destinado a cometer en un escenario mayor y a mayor escala? Will y Ariel Durant
En mi visita acostumbrada a Casa del Libro, durante mis estancias de investigación en Madrid, encontré la obra de los historiadores estadounidenses Will y Ariel Durant titulada “Lecciones de la Historia”, una versión en español de una vieja e importante obra escrita en 1968.
Según cuentan los versados en el asunto, la muy reconocida pareja de historiadores y ensayistas, Will y Ariel Durant, finalizaron su monumental obra Historia de la Civilización en 1968, que fue muy aclamada por la crítica del momento. Al finalizar, los autores se quedaron con inquietudes y decidieron entonces escribirlas en esta pequeña obra en la que hacen una descripción general de las tendencias y las lecciones extraídas a lo largo de haber investigado y trabajado con cinco mil años de historia a nivel mundial, desde la perspectivas como, por ejemplo: raza, biología, religión, economía, gobiernos, guerras, crecimientos, decadencias y progreso. Como bien decían los autores, durante el proceso decidieron tomar notas de acontecimientos y hacer comentarios que podrían dar luz a acontecimientos de la actualidad y quizás podrían iluminar asuntos actuales, pero sobre todo, destacar cuál era la verdadera naturaleza humana, así como la conducta de los diferentes Estados.
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La gran obra de los autores, Historia de la civilización, que consta de 12 volúmenes fue publicada en 1968, con la que consiguieron numerosos premios literarios, entre ellos el Pulitzer de no ficción. En 1977, los Durant recibieron la Medalla Presidencial de la Libertad. Defensores de los derechos humanos y la reforma social, los Durant educaron y entretuvieron con sus libros a millones de lectores de todo el mundo. Buscando en la Internet, pude ver que ambos publicaron otras obras juntos. La producción individual también es envidiable. He aquí algunas de sus obras en común, que siguen siendo, todavía en el siglo XXI, referencias para el estudio de esos períodos:
• Durant, Will, & Durant, Ariel (1961). The Age of Reason Begins. New York: Simon and Schuster.
• Durant, Will, & Durant, Ariel (1963). The Age of Louis XIV. New York: Simon and Schuster.
• Durant, Will, & Durant, Ariel (1965). The Age of Voltaire. New York: Simon and Schuster.
• Durant, Will, & Durant, Ariel (1967). Rousseau and Revolution. New York: Simon and Schuster.
• Durant, Will, & Durant, Ariel (1975). The Age of Napoleon. New York: Simon and Schuster.
• Durant, Will ((1967)). Filosofía, Cultura y Vida (traducción en español). Argentina editorial Sudamericana
El pequeño libro titulado “Lecciones de Historia” es el producto de sus reflexiones, años después de haber publicado tantas obras. Está dividido en 13 pequeños capítulos. El primero, citado como epígrafe en este artículo, es una evidencia más de que a pesar de haber dedicado sus vidas enteras a indagar el pasado, no alcanzaron a encontrar todas las repuestas a sus preguntas, más aún, surgieron otras y nacieron nuevas dudas. Afirman sin tapujos que la mayoría de las veces los historiadores tienen un sentimiento de vacío “y una multitud de dudas nos asaltan en nuestra tarea. (…) Nuestro conocimiento de cualquier acontecimiento pasado es siempre incompleto, probablemente inexacto, empañado por pruebas ambivalentes e historiadores sesgados y quizás distorsionado por nuestra parcialidad patriótica y religiosa. La mayor parte de la historia es conjetura y el resto es perjuicio”. (P.12).
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En el segundo capítulo “La historia y la Tierra”, afirman los esposos Durant que “la historia humana es un pequeño punto en el espacio y su primera lección es la modestia”. (P.16). Las conclusiones en este capítulo son incontestables: “La geografía es la matriz de la historia, su madre nutricia y su severo hogar”. (P. 19)
En el capítulo III, Biología e historia, los historiadores afirman que la historia es un fragmento de la biología humana y es una parte de los organismos de la tierra y del mar. “Entonces todas las crónicas y logros del hombre encajan humildemente en la historia y perspectivas de la vida polimórfica; toda nuestra competición económica, nuestra lucha por aparearnos, nuestra ansia y nuestro amor y nuestro pesar y nuestra guerra, son similares a la búsqueda, el apareamiento, la lucha y el sufrimiento que se esconden bajo estos árboles caídos o en las aguas o entre las hojas”. (P. 19)
Tres cosas he aprendido de esta fascinante lectura. Primero, el historiador debe ser humilde, porque su historia no es sino un aspecto de la vida y del momento que estudia. Segundo, no puede entenderse la historia sin contextualizarla en su entorno geográfico y natural. Tercero, los fenómenos naturales son capaces de cambiar el curso de la historia.
El espacio se agotó y tendré que seguir en la próxima entrega.