La hora del yoga

La hora del yoga

Entusiastas del yoga participan en 'El sol nunca se pone sobre el Yoga' sesión en apoyo del día Internacional de Yoga organizado por Arte de Vivir en Bangalore, India, el 13 de junio de 2015. EFE/Jagadeesh N

La imagen de miles y miles de yoguis recorrió el mundo desde que los primeros rayos de sol llegan a la Tierra en Oceanía hasta lugares emblemáticos como la Torre Eiffel en París o Times Square en Nueva York, cuando el pasado 21 de junio se celebró el primer Día Internacional del Yoga, una doctrina que aporta mucho más que posturas acrobáticas y sesiones de meditación.

El país asiático ha exportado al resto de mundo una práctica que se ha convertido en un modo de vida para miles de personas y en un negocio para muchos, dentro y fuera de la India. Quienes lo practican sostienen que nada tiene que ver con lo religioso, sino con un arte que moldea la mente además del cuerpo con apenas media hora de ejercicio diario.

El yoga forma parte, de hecho, de ese patrimonio cultural cuyo origen exacto se pierde en el tiempo, aunque algunos lo sitúan alrededor de 2.700 años antes de Cristo. Lo que sí está demostrado es que nació en el Valle del Indo, donde se han encontrado antiquísimas figuras de yoguis o practicantes de esta disciplina.

El yoga surgió incluso antes que grandes religiones originarias también de la India, como el hinduismo y el budismo, que luego adoptaron su filosofía, e inclusive se considera al dios hindú Shiva como el primer yogui y el primer gurú o maestro de esta práctica.

El protocolo que el Gobierno indio elaboró para celebrar la jornada del 21 de junio explicaba que, sin embargo, no fue hasta el año 400 de la era actual cuando Patanjali recopiló los yoga ‘sutras’, o aforismos, en los que aglutinó toda la tradición heredada sobre esta disciplina con el paso de los siglos.

Tuvieron que pasar también varios siglos para que otro indio, Swami Vivekananda, se encargara, en las postrimerías del siglo XIX, de popularizar el yoga por Occidente. A ello también contribuyeron más tarde estrellas como los Beatles, con su mediático viaje a un ashram o centro de meditación de la India, en 1968.

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