La humilde grandeza franciscana

La humilde grandeza franciscana

El Papa Francisco, líder espiritual de 1,2 billones de católicos, primer latinoamericano Obispo de Roma y Jefe del Estado Vaticano, habló desde el histórico estrado del Congreso de Estados Unidos, en Washington, y en memorable discurso ante las autoridades más poderosas del mundo, describió su concepto humilde de nación grande.

Dijo el carismático jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio: “Una nación puede ser considerada grande si defiende la libertad, como hizo Abraham Lincoln; cuando fomenta una cultura que permite a la gente soñar con la vigencia plena de los derechos fundamentales para sus hermanos y hermanas, como Martin Luther King soñó; cuando se esfuerza por la justicia y la causa de los oprimidos como Dorothy Day con su trabajo incansable, cuando es el fruto de la fe que se convierte en diálogo y siembra la paz en el estilo contemplativo de Thomas Merton”.

Lincoln y Luther King son figuras archi conocidas, pero Day y Merton no; la primera fue una neoyorquina del siglo XX, periodista, activista social, oblata benedictina, anarquista cristiana y fundadora del movimiento obrero católico estadounidense. El segundo fue un monje trapense, poeta y pensador estadounidense, considerado como uno de los escritores sobre espiritualidad más influyentes del siglo XX, defensor de los derechos civiles, la justicia social y el diálogo interreligioso. Símbolos de la Iglesia por la cual Francisco aboga: humilde, devota y misionera.

Pero todo no está perdido para la causa de Francisco en Estados Unidos, no obstante la descristianización que experimenta, pues abundan los católicos entre el liderazgo político bipartidista: el Vice Joseph Biden; John Boehner, presidente del Senado; John Kerry, Secretario de Estado; John G. Roberts, Jefe de la justicia y Nancy Pelosi, la portavoz demócrata en la Cámara de Representantes.
¿Cuál nación encaja dentro de la humilde grandeza franciscana? Ninguna, creo.

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