La hidratación es el método que utilizamos para reponer los líquidos y electrolitos que se pierden a diario en nuestro cuerpo, ya sea por perdidas fisiológicas como el sudor, exhalar aire y eliminación de residuos, como también por otros tipos de causas como son las altas temperaturas que se presentan en el verano y que conllevan a la deshidratación corporal, y en algunas enfermedades en las cuales se presenta la perdida de líquidos de nuestras células.
Por ser el verano la estación del año más calurosa, es importante una ingesta de líquidos adecuada para mantener un equilibrio de los electrolitos de nuestro cuerpo, que son minerales presentes en la sangre, y en otros líquidos corporales que llevan una carga eléctrica permitiendo realizar y desarrollar las diferentes funciones de nuestro cuerpo y así evitamos las futuras complicaciones que se pueden presentar en nuestro organismo como son: desequilibrio ácido base: como la acidosis láctica, la alcalosis metabólica y la acidosis metabólica; enfermedades renales: como los cálculos renales e insuficiencia renal e infecciones de las vías urinarias a repetición; shock hipovolémico y estreñimiento.
Los electrolitos más importantes que tenemos son el sodio, potasio, calcio, cloruro, fósforo y magnesio. Existen diferentes tipos de deshidratación las cuales se clasifican según se presente la pérdida en función de la proporción, ya sea por la pérdida de líquidos y electrolitos, como isotónica: en la cual hay pérdidas de líquidos y electrolitos en la misma proporción.
Está la deshidratación hipotónica: cuando la pérdida de agua es mayor que la de electrolitos, y la deshidratación hipertónica: cuando la pérdida de electrolitos es mayor que el agua; también se puede clasificar por la pérdida del peso corporal. En leve, menor de un 5% del peso corporal; moderada, de un 5-10%, y severa, cuando hay una pérdida de peso corporal mayor al 10%.
Por ser el verano la estación más calurosa, es importante utilizar ropas ligeras y claras, evitar realizar actividades físicas prolongadas, disminuir la exposición al sol y mantener el cuerpo con la cantidad de líquidos suficiente para evitar futuras complicaciones, como los cálculos renales, infección de vías urinarias y estreñimiento.