A estas alturas del acontecer político dominicano muchos estudiosos deben preguntarse, ¿dónde estriba la sabiduría, o el influjo, del Presidente Danilo Medina? Este gobernante de apariencia humilde, que ganó las elecciones del 2012 por estrecho margen, ha concretado un hecho inédito en la historia nacional: que la oposición acceda a modificarle la Carta Magna para favorecer su continuidad en el solio presidencial.
Tan inédito como inconcebible es la evidencia de que el PRD, el supuesto archi enemigo tradicional del partido de gobierno, y cuyas siglas pesan enormemente en la conciencia nacional, decidiera aportarle a la reelección del Presidente Medina los votos que marcarían la diferencia entre aprobar o rechazar la modificación del artículo 124 de la Constitución, que prohibía la reelección consecutiva.
¿Desgaste cuasi total de la oposición? ¿Carencia de liderazgo opositor? ¿Clientelismo oficialista puro y simple? ¿O los acontecimientos recientes han sido el resultado de la visión aguda de un estadista populista, frío, pragmático, calculador, que sabe ocultar sus intenciones?
Para el Presidente Medina y su tenaz equipo político, resultó mas difícil transar el desafío interno que representó el rechazo del ex presidente Leonel Fernández al plan reeleccionista, que persuadir al presidente y candidato del PRD, Miguel Vargas, a que aportara 41 legisladores a la revisión constitucional, a cambio de la posibilidad de ser reelectos en sus curules.
Naturalmente, no ha sido toda la oposición la que se ha sumado a la reelección. El flamante Partido Revolucionario Moderno (PRM), que postula a la Presidencia al economista Luis Abinader, emerge como el líder opositor a un año de las elecciones, cita para la cual se vaticina una victoria fácil del Presidente Danilo Medina, el político apacible y perseverante, que maneja sus objetivos con desconcertante prudencia y efectividad.