La inflación es conocida más por sus resultados que por sus causas y no es para menos, la padecemos todos, aunque significativamente más para aquellos conglomerados sociales ubicados en la escala de ingresos bajos, que corresponden a la mayoría de la población del país.
A causa de la pandemia, la economía fue cerrada parcialmente, cayendo la oferta, el empleo y la demanda y una consecuencia de ese escenario fue la disminución de los precios, al punto que, por varios meses del 2020, los comprendidos entre febrero y mayo, la inflación fue negativa, luego en la medida que la economía fue reabriendo, los precios comenzaron a posicionarse en una tendencia creciente, hasta cerrar el año con un 5.55 %, nivel superior al techo de la meta de inflación, que era de un 5.0 %.
La inflación ha continuado y a septiembre del 2021, la acumulada se situó en un 5.88 %, superior a la meta en su punto medio que es de un 4.0 % y el techo de un 5.0 % y conforme al ritmo y las causales que se mueven en torno al incremento de los precios, una estimación moderada para el cierre del año en curso, puede ubicarla entre un 6.5 % a un 7.1 % y de considerar la proyectada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), seria de un 7.8 %, mayor que la del año anterior y más elevada que la meta de inflación en su techo.
Al comparar las distintas tasas de inflación en la que podría culminar el 2021, estaría colocándose en la más alta en los últimos diez años, cuando en el 2011 se situó en un 7.76 %, -en tiempos en el que el precio del petróleo se elevó al mayor nivel de la historia, hasta situarse en US$ 140.73 el barril-.
Varias narrativas se han construido para explicar las causas de la inflación interna, una le atribuye a los choques externos de carácter transitorio, al indicar que, los insumos de origen alimenticios, el petróleo y otras fuentes energéticas, los problemas en la cadena de suministros internacionales y el precio de los fletes marítimos han impactado en la formación de los precios locales.
En la línea del párrafo anterior, el índice de precios de la FAO de septiembr del 2021 a septiembre de 2020 muestra un incremento de un 32.8 % y el precio del barril de petróleo se sitúa en US$ 83,92 al 2 de noviembre del año en curso, cuando en enero era de US$ 49.69, equivalente a un 68.8 % de crecimiento.
Descartar o minimizar el impacto de la incidencia del entorno internacional en la inflación local no resulta correcto, esas variables han gravitado y continuarán pesando hasta entrado el 2022, tal es el caso del FMI, que recientemente reajustó sus pronósticos de precios internacionales para el 2021 y ha considerado que la inflación para las economías desarrolladas podría culminar en un 3.6 % y las economías emergentes en un 6.8 %.
Sin embargo, considerar como única causal de la inflación local, la subida de los precios internacionales, sería exagerado; en la inflación dominicana, inciden otros factores, como el del orden monetario, ya que, el nivel de estimación de la Base Monetaria Restringida (BMR), conforme al programa monetario del Banco Central debió moverse entre RD$ 310,000 a RD$ 320,000 millones, este último como nivel máximo para los meses de julio a septiembre; mientras que, el monto registrado al mes nueve del 2021, superó el techo, del rango referido, al situarse en RD$ 324,806 millones.
No se debe olvidar que por la recesión en la que cayó la economía, en el país se implementó una política monetaria flexible y expansiva, como manera de reducir impactos negativos y reactivar la economía cuanto antes. Para entonces, la prioridad era la recuperación económica y la reducción de impactos sociales y económicos y no necesariamente la estabilidad de precios.
Pese al esfuerzo del ámbito monetario/cambiario -movido por varias razones-, el mercado muestra una apreciación del peso dominicano, alcanzando entre octubre y enero del 2021, una magnitud de un 3.03 %, nivel que ha contribuido a evitar la transmisión de alza de precios por la vía de la depreciación monetaria; no obstante, la inflación en el país continúa creciendo y se encamina a superar el 7.0 % al finalizar el 2021.
Por el lado fiscal, las autoridades también han realizado un importante esfuerzo para reducir la presión en la formación de los precios internos por la vía del incremento del déficit fiscal. Para el 2020 se esperaba un déficit en las finanzas públicas del orden del 9.4 % y pudo ser reducido a 7.4 % y en la modificación presupuestaria del 2021 la estimación ronda el 2.7 % del producto interno bruto (PIB).
En la misma línea, el gobierno central ha subsidiado durante una buena parte del 2021 a los combustibles y a una lista de productos alimenticios, favoreciendo una menor elevación de precios, por lo que, la actual tasa de inflación (5.88 %) pudo ser mayor de no tomarse la referida decisión.
Por el lado de indicadores clave del manejo de la deuda y que abonan en el nivel de confianza de los agentes económicos y público consumidor, la presión de la deuda del sector público no financiero sobre el PIB ha disminuido en los últimos meses, al colocarse en un 51.9 %, cuando en diciembre del 2020 era de un 56.6 %, gracias al inicio de la recuperación económica que ha permitido la expansión del PIB mucho mayor que el financiamiento.
Conforme a la constitución de la República, el Art. 228 dice que, el Banco Central tiene por objeto velar por la estabilidad de precios y en lo concerniente a la ley monetaria y financiera, su Art. 26 indica que el referido banco ejecutará la política monetaria en base al Programa Monetario y que, en el del 2021 consigna la estabilidad de precios como su objeto.
Para esta opinión, la inflación dominicana del 2021 está siendo causada por un conjunto de factores, unos correspondientes al entorno de la economía internacional y otros al ámbito monetario. Al país le quedan meses para que la inflación retome la senda del cumplimiento de la meta de inflación, ahora reforzada por el comportamiento de los precios del barril del petróleo, que en la actualidad supera los US$ 83.0, cuando el presupuesto del 2021 lo sitúa en 61.90 y el del 2022 en US$ 56.70, muy distante del precio del mercado, razón que impulsará a una reestimación.
Mientras el entorno de precios internacional hacia el alza y la dificultad en los suministros de insumos y bienes finales prevalezcan, los riesgos fiscales pueden aumentar y también, al ámbito monetario encontrarse en el dilema de normalizar su política monetaria a la posición previo a la pandemia o mantenerla flexible con características expansivas, las expectativas y riesgos inflacionario se inclinan hacia el alza para lo que resta del 2021 y los primeros meses del 2022.
Las expectativas inflacionarias reciben un nuevo impulso en noviembre del 2021, con el anuncio que indica el inicio del desmonte del subsidio a la tarifa eléctrica para los hogares dominicanos.