Con más de cien personas que han fallecido a causa del dengue, la jornada nacional convocada por el Gobierno central y que cuenta con la participación de empleados públicos y de organismos municipales, debe contar con el apoyo y colaboración decidida de familias y de toda la población.
De esta forma los ciudadanos se autoprotegen y además contribuyen a evitar más víctimas, dando de esta forma una muestra de sensibilidad y compromiso frente a una causa humana y de alto interés social, a fin de dejar de lado cualquier inclinación a la indiferencia y el particularismo.
El impulso de las autoridades es importante por los recursos que se despliegan para fumigar y eliminar acumulaciones de aguas estancadas y hospederos, pero la efectividad dependerá principalmente de la integración de los ciudadanos en todos los estratos sociales.
El objetivo es lograr de forma amplia y radical eliminación focos infecciosos, teniendo como estandarte que sin larvas no hay mosquitos y que sin mosquitos no hay dengue, que no es sólo un estribillo publicitario, sino una verdad incuestionable y de fundamento científico.
Por esta razón es de esperar en este programa se imponga sin reserva un generalizado sentimiento de solidaridad colectiva, ajeno a cualquier visión política o partidaria, porque la vida humana no puede ser considerada ni valorada desde una perspectiva angosta o particular.
Además, esta jornada es una buena oportunidad para crear un estado de conciencia que permita comenzar a contrarrestar, de forma gradual pero con objetivo definitivo, la tendencia de los dominicanos a sólo emprender acciones cuando estamos frente a daños inminentes o irreversibles, en lugar de adoptar precauciones con oportuna anticipación.
Los periodistas, comunicadores y medios escritos, radiales, televisivos y digitales tienen también que ayudar con mensajes de orientación y también con medidas concretas, como hizo Alicia Ortega eliminando un criadero de mosquitos que provenía de una piscina y jacuzzi en una casa abandonada de forma irresponsable en el sector de Buena Vista.
Hay observaciones simples pero muy atinadas y precisas, que si son atendidas a tiempo y de manera permanente pueden ser un eficaz mecanismo de prevención. Por ejemplo, advertir que el peligro del dengue no está solo en grandes acumulaciones de agua, sino incluso en el reducido espacio de una tapita que contenga agua estancada y que sirva de ambiente propicio para la formación de gusarapos y larvas de los mosquitos.
Nada hacemos con lamentar el tiempo perdido. Debemos ser proactivos y enfocarnos principalmente en el seno de los hogares, revisando cada rincón en busca de recipientes que puedan acumular líquidos y desechando desperdicios en capacidad de convertirse en hábitat para los mosquitos.
Recordemos y apliquemos al dedillo y con profunda reflexión esta sugerente frase: si no somos parte de la solución, somos parte del problema y ante la creciente incidencia de la enfermedad, el peligro nos arropa a todos y está cobrando vidas de ancianos, niños y jóvenes valiosos como Jean Luis Reynoso, víctima de un agresivo dengue hemorrágico.
Un aspecto fundamental es que tanto en hospitales y clínicas se cumpla el compromiso de reforzar los mecanismos de diagnóstico y tratamiento de los pacientes con sospecha de haber contraído la enfermedad.
Otro punto importante dentro de este inquietante drama fue señalado por Frank Rainieri, presidente del Grupo Puntacana, quien dijo que además de cumplir la finalidad primordial de salvar vidas, la prevención contribuirá adicionalmente a proteger la imagen sanitaria del país frente al turismo interesado en conocer nuestros atractivos naturales y humanos y evitar de paso que competidores del área puedan usar malas artes para desacreditarnos.
Como probablemente dos días resulten insuficientes para lograr una erradicación total, es necesario que esta jornada sea tomada como un punto de partida y que continúe día por día sin pausa, descuido o descanso.