Muchos encontrarán extraña la existencia en la Antigua Grecia de la Escuela Cínica, denominada así a la corriente filosófica surgida durante la segunda mitad del siglo IV a. C., fundada por Antístenes, y Diógenes de Sinope, uno de sus filósofos más reconocido y representativo de dicha escuela, a la cual se le caracterizaba por el postulado de un modo de vida frugal, considerando la civilización y su forma de vida como un mal.
Al parecer, a esta Escuela han llegado a matricularse una parte del liderazgo político nacional que se opone y frustra la aprobación de la ley de partidos políticos y régimen electoral.
Sin embargo, con la comunicación del Presidente de la República, Danilo Medina, al Congreso Nacional, en la que propone un “espacio de diálogo entre las diferentes fuerzas políticas representadas en el Congreso Nacional, con miras a una salida viable y de consenso que haga posible aprobar” la ley de partidos políticos; y la reciente comparecencia del Dr. Leonel Fernández la noche del 16 de mayo 2018, refiriéndose a la necesidad de arribar a la aprobación de la ley de partidos políticos, es una muestra de madurez política y alto sentido del valor que tiene el interés colectivo por encima del interés particular.
La propuesta de ley de partidos políticos y régimen electoral por mucho tiempo ha languidecido en el Congreso Nacional, sin que los líderes políticos hayan sido capaces de crear consensos para aprobar una norma legal que regule el financiamiento, la democracia interna, la transparencia, el acceso y regulación de los medios de comunicación y la propaganda política, la delimitación del tiempo de las campañas electorales, la renovación periódica de las autoridades de los partidos, movimientos y agrupaciones políticas, el transfuguismo, y lo que ha sido más controvertido: el método para la selección de los candidatos y candidatas a cargos de elección popular, ya sea, mediante primaras abiertas y simultaneas, arbitradas por la Junta Central Electoral, o primarias cerradas.
La falta de consenso de los líderes políticos tradicionales obedece a evidentes discrepancias de posturas sobre el método para la selección de candidatos o candidatas a cargos de elección popular, ya que, mientras unos proponen primarias abiertas y simultaneas, otros, aunque con minoría en el Congreso Nacional, defienden las primarias cerradas, lo que ha imposibilitado la aprobación de la ley de partidos políticos, por lo menos en la Cámara de Diputados, por la mayoría requerida por el artículo 112 de la Constitución de la República, o sea, el voto favorable de las dos terceras partes de los presentes en ambas cámaras, por tratarse de una ley orgánica.
Nuestra postura se enmarca en que, si ciertamente el método de elección es de vital importancia, de lo que se debe tratar de garantizar en la ley de partidos y agrupaciones políticas son elecciones limpias, eliminar los atavismos que dificultan la participación política de las mujeres, los jóvenes, y los ciudadanos que habitualmente quedan excluidos del debate político de un sistema electoral cada vez más excluyente, corrupto y atrasado.
Nos preguntamos nosotros: cuáles han sido las razones de la demora para la aprobación de la ley de partidos, y por qué el liderazgo político tradicional se resiste a llegar a consensos para una iniciativa tan imprescindible e impostergable; pero además, si el llamado consenso entre Leonel Fernández y Danilo Medina hará posible la aprobación de esta ley.
El liderazgo político tradicional de la República Dominicana no debe seguir jugando a que nuestro sistema electoral se debilite, es por esto que el nuevo liderazgo debe irrumpir con un discurso que reclame y exija la aprobación de la ley de partidos políticos, y de ser necesario, hacerles saber que nuestro pueblo lo juzgarán, no por lo que destruyan, sino por lo que construyan. Necesitamos asumir el discurso progresista que proponga eliminar de una vez por todas los atavismos que impiden la participación política, las elecciones limpias y las garantías e igualdad en los procesos electorales.
A pesar de que la falta de consensos por intereses del liderazgo político tradicional no haya generado la voluntad necesaria para la aprobación de la ley de partidos políticos, la nueva generación de líderes debe mantener la esperanza y firmeza en sus posturas por el cambio y la trasformación de nuestro sistema político y electoral, y con virtud, luchar contra las corrientes turbias que nos adversan, y aguantar las tormentas que nos caigan encima, hasta lograr que los partidos, movimientos y organizaciones políticas se revistan de fuertes garantías para la participación política.
Ahora que se evidencia un consenso entre el Presidente Danilo Medina y el Ex Presidente Leonel Fernández, los demás líderes políticos deben colocarse a la altura de las expectativas del pueblo y superar cualquier incapacidad para aprobar la ley de partidos políticos, para que no se les atribuya el cinismo de no entender que el terreno que pisan ha cambiado, y que los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven.
Los partidos políticos sufren una parálisis para representar los intereses de la gente, y para generar los cambios que amerita nuestra sociedad. La pérdida de valores democráticos abunda en momentos en que se espera que la nueva generación política actúe y participe en la actividad política en condiciones de igualdad, con una voluntad política distinta que permita irrumpir en el escenario político con representantes de prestancia y calidad, pero sobre todo, romper con las prácticas que cambien el descrédito de las organizaciones políticas.
Es por esto, que resulta impostergable e imprescindible la aprobación de la ley de partidos, movimientos, agrupaciones políticas y régimen electoral. Y resulta memorable que ambos comunicados del Presidente Danilo Medina y el Ex Presidente Leonel Fernández sean valorados como una acción política a la altura de líderes con gran sentido de la historia.
Enhorabuena. Necesitamos recuperar a los ciudadanos para la política y devolver la política democrática a los ciudadanos.