Petra Saviñón 
La literatura es un puente que une y que salva. Vincula el alma con la fantasía, con el realismo mágico, con la cruda verdad y la protege de la vileza, de las garras inmisericordes de una sociedad llena de flagelos como la violencia, los vicios y el delito.
Esto, sobre todo, cuando los que la trabajan y consumen están blindados por espacios como el Taller Literario César Vallejo, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Esas reuniones sabatinas han perfeccionado, acrisolado la obra y el accionar de muchos autores.
Desde su fundación, el 13 de enero de 1979, es miembro Miguel Antonio Jiménez. Coordinó 1984-1985 y luego dirigió de 1998 hasta hace unos meses, cuando la academia estatal lo pensionó, después de 31 años de labor docente.
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Una larga experiencia dota al poeta para enumerar las ventajas de esos círculos, como que fomentan el hábito de lectura, conciencia en el oficio, dan curso a la imaginación y sistematizan la creación.
Pero hay más, está convencido de que alejan de las drogas, de la delincuencia, y otros males, porque fortalecen la capacidad de diálogo, la resistencia personal y ayudan a crear experiencia y madurez.
Frutos tangibles
No es casualidad la entrega del activista, constituido en el mentor de generaciones de escritores, lo impulsa la vocación de orientar, de enseñar. La misma que lo llevó a estudiar Educación, mención Filosofía y Letras.
Autor de diez libros, desde el ejemplo de su prolifera carrera, fomenta el interés por la formación, por el estudio, exigencias que resultarán en una escritura de vuelos altos.
Ha publicado Temblor de pasos, Amante del amor, la antología Al filo del agua: 20 años de poesía dominicana, El laberinto terrestre, Nervio de lo oscuro, Caída agonizante, Entre el ser y el otoño, La magia de lo fluyente, En el arcoíris de una ola de sal y Diversidad de la armonía.
¿Qué abordas en tu poesía? El amor, la vida, mi existencia, América, República Dominicana, las cosas pequeñas, el silencio, el mundo, las ideas, los sentidos, la materia, lo abstracto, la naturaleza, el camino, el signo de los tiempos, homenajes y tantos otros temas. Proclama que le dejan plenitud espiritual, satisfacción.
A su más reciente publicación la define enunciación de la vida, el dolor de la existencia, resalta la importancia de la luz como tema y recurso, la aurora y el silencio de las cosas, el color en el discurso.
Trabaja en esa obra el juego de los sentidos en la imagen, la importancia del lenguaje, el amor a la condición humana, a las madres y los hijos, la sustancia de las emociones, la naturaleza, el valor de la música, el contacto con el prójimo y la recreación permanente de la vida.
