Cuando Sally Rodríguez publicó Luz de los cuerpos (Santo Domingo, Biblioteca Nacional, 1985), adquirió una nombradía literaria por la categoría poética de su obra, la belleza de su lírica y el aliento estético y espiritual de su visión del mundo. Desde la soledad de sus vivencias entrañables, el sentido cósmico de su valoración de lo viviente y la pureza lírica de su sensibilidad espiritual, en la obra de esta excelsa poeta dominicana, orgullo del Interiorismo y nacida en Moca en 1957, fluye el encanto del mundo con la virtualidad estética, interiorista y simbólica de una obra ejemplar.
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La realidad de lo viviente conecta a Sally Rodríguez con una realidad superior, una manera esencial y trascendente para sentir la dimensión espiritual del mundo. Por eso en esta nueva obra poética de Sally Rodríguez (Luz breve, Santo Domingo, Editora Centenario, 2023), fluye una luz de su sensibilidad espiritual que concita su talento creador, ilumina su creación y testimonia una valoración mística de lo viviente, como lo anuncia en “Retazos de eternidad”:
Aquí estos retazos de eternidad
Claroscuros encajes se entrecruzan
en mis manos
mientras vuelvo a transitar
los trillos de la infancia
los parques, las tardes
los domingos
con el vestido nuevo
y las viejas palabras
que se bañan en charcos renacientes
y encienden su rumor en mí.
(Sally Rodríguez, Luz breve, p. 17).
Tres notables vertientes estéticas y espirituales fluyen en la lírica de Sally Rodríguez como signo y cauce de su grandioso talento creador, que son las siguientes:
1. Identificación emocional con la sustancia de la creación. Sally Rodríguez, en su poema titulado “La insomne”, una manera de referirse a ella misma en su conexión con lo viviente y en su contacto con la realidad sensorial, revela y plasma lo que acontece en el hondón de su sensibilidad cuando entra en contacto con las manifestaciones sensoriales de lo viviente. Se trata de una identificación emocional de la persona con la sustancia de la creación, dimensión afectiva de su sensibilidad y su conciencia, motores de su creación, porque ella está instalada en el mundo viviéndolo como lo viven los contemplativos y estetas, haciendo de la palabra el testimonio de sus percepciones entrañables y asumiendo del mundo la sustancia inspiradora para la confección del arte de su creación verbal, mediante una identificación espiritual con el alma de lo viviente, como se aprecia en el poema “La insomne”:
Dejé las ventanas muy abiertas
La tempestad me habitó en ráfagas
Creció hasta dejarme
apenas a orillas del relámpago.
(Sally Rodríguez, Luz breve, p. 19).
2. Configuración estética y espiritual del lenguaje de las imágenes. Esta singular característica, propia del arte de la creación poética, es determinante para identificar el talento creador en el arte de la poesía de quien asume la palabra para testimoniar su percepción de la realidad sensorial mediante la configuración estética del lenguaje y la dimensión espiritual de su lírica que se manifiesta en las figuraciones estéticas de la creación poética. Ocurre que esa dimensión, que tiene una connotación sensorial, es clave en la poesía, porque la poesía, más que expresión de conceptos, es una creación de imágenes impregnadas de conceptos, ya que justamente lo que distingue a los poetas es pensar en imágenes y, al pensar en imágenes, sus creadores las formalizan en el arte de su creación verbal. Unos versos pueden ostentar una expresión elegante y conceptuosa que algunos pueden confundir con la poesía. El lenguaje de la poesía tiene que estar configurado en imágenes sensoriales, que es la marca de los poetas que viven en contacto con lo viviente, que establecen una relación empática con la naturaleza de las cosas, como tan armoniosamente lo canaliza Sally Rodríguez en su poema “Mecedora de sombras”:
Desde aquí puedo ver tu trajinar
moverte en tu prisión
cocinar y rezar
oscurecerte ahí sentada
en tu mecedora mientras llegan
los cocuyos del alma
presurosos ascienden
el bosque de la noche entreabierta.
(Luz breve, p. 21).}
3. Razón poética de una expresión lírica y estética de lo viviente. Sally Rodríguez es una poeta inmensa, con una grandiosa sensibilidad estética y una profunda intuición espiritual que le permite testimoniar el sentido de lo viviente en cuya virtud se manifiesta esta singular cualidad de su creación poética que identificamos como la razón poética de una expresión lírica, estética y simbólica de su creación, La poesía expresa el sentido que ausculta del interior de lo viviente, tanto del impacto de lo real en la conciencia, como del sentido de las cosas, según pauta la poética del Interiorismo a la que está vinculada Sally Rodríguez desde su fundación. En virtud de su sensibilidad estética, la poeta se ubica ante una manifestación sensorial de la naturaleza, vive en comunión con la naturaleza y disfruta los fluidos sensoriales de las cosas y los efluvios suprasensibles de los fenómenos naturales, y, al expresar lo que conmueve su sensibilidad, hace poesía, porque canaliza las sensaciones líricas, estéticas y espirituales que concitan su interior profundo y estremecen el fuero de su conciencia, de la que afloran las palabras que articula en imágenes sensoriales para hacer de sus vivencias entrañables la fuente de su creación poética, como se manifiesta en el poema “Labio fugitivo”:
Un pájaro y otro pájaro
picotean la inocente sombra
donde he venido a descansar
Picotean el rumor
rojizo del tiempo
y esta alfombra de recuerdos
El labio fugitivo me besa
me absorbe me abandona
Solo soy frente al cielo
un simple trazo de mujer
un simple latido.
(Luz breve, p. 23).
Sally Rodríguez es una poeta interiorista, no solo porque es uno de los miembros fundadores del Ateneo Insular, sino porque ausculta las manifestaciones entrañables de lo viviente, se interna en el interior de las cosas y, desde su interior, se expresa y canta, como lo postula el ideario estético del Interiorismo y como lo ha hecho en toda su creación Sally Rodríguez. Ella se sitúa ante la naturaleza y, a la luz del paisaje natural, aprecia un paisaje invisible, como el título del poema en el que la poeta, asumiendo la realidad, se instala detrás de lo visible y expresa lo que las cosas le sugieren y las sensaciones le susurran en su interior profundo y, desde esa vinculación entrañable con la realidad sensorial, siente la apelación de la realidad trascendente y percibe el eco del más allá, como se manifiesta en este fragmento de “Paisaje invisible”:
Rezo y miro
detrás de lo invisible
Mis hijos recogen mangos
y el fresco olor de la lluvia
Yo recojo sus huellas
que me alientan sus gestos
sus voces cálidas
ese susurro lejano que me habita
esa sensación
de casi tocar el otro lado.
(Luz breve, p. 25).
Desde su sensibilidad empática y su inteligencia sutil, Sally Rodríguez establece una comunión mística con lo viviente. ¿Qué significa establecer una comunión mística con lo viviente? Implica vincularse con la realidad natural mediante los sentidos corporales y los sentidos espirituales, una manera de establecer una relación entrañable con la realidad natural y una conexión profunda con la realidad trascendente del universo de lo viviente, porque estamos en contacto con la realidad natural desde nuestros sentidos corporales y con la realidad sobrenatural nuestros sentidos espirituales, y esa doble conexión con lo material y lo espiritual es lo que ha hecho Sally Rodríguez… y, desde luego, con la dimensión trascendente a través de la cual entra en comunión con la Energía Espiritual de la Divinidad, como ella misma lo revela en el poema “Catedral de humo”:
Abuela, vuelvo a tener doce años
y te hablo desde mi catedral de hojas
mi árbol de cerezas
donde comulgo siempre con el cielo.
(Luz breve, p. 49).
Nuestra poeta sabe que ella vive poéticamente el mundo mediante su conexión sensorial con la naturaleza, y espiritualmente mediante el contacto con sus manifestaciones suprasensibles, pues tiene una profunda conexión con la realidad sensorial y la realidad trascendente, y por esa conexión interior siente el eco de los fenómenos sobrenaturales con lo que eso significa en su interioridad y en su creatividad. Cuando digo que siente el eco en su interioridad me refiero a lo que viene del más allá, es decir, a las luces, las voces, las señales, los aromas y mensajes del otro mundo, como ella misma expresa. En esa conexión con la realidad sensible y la realidad suprasensible, la poeta siente no solo lo que toca su sensibilidad, sino también un estremecimiento de fulgores cuando la visitan esas emanaciones sutiles del misterio, según revela su poema “Tinaja del misterio”:
Camino y me persiguen cocuyos
luces de otro mundo y gatos
Entramos a los jardines presurosos
al aposento que arde
Tengo sed
Voy a mis tinajas
Bebo mi rostro
y el misterio circula en mi sangre
Deambulo hasta cansarme
y por fin duermo
En espiral asciendo
como un perfume breve y confuso
que escapa del dolor.
(Luz breve, p. 57).
Las figuraciones literarias constituyen una manera expresiva del poeta canalizar las expresiones indirectas que reflejan las sensaciones de la sensibilidad a la luz de la creación poética. Por ejemplo, las siguientes son algunas de las figuraciones literarias empleadas por Sally Rodríguez en este poemario, una manera de canalizar lo que siente la poeta de forma singular con estas figuras estéticas: sinestesia: “el rumor rojizo del tiempo” (p. 23); “el fresco olor de la lluvia” (p. 25); “voces cálidas” (p. 25); hipérbole: “gemí memorias en almohadas delirantes” (p. 19); prosopopeya: “Mangos que alborotan con su olor la mañana” (p. 31); metáfora surrealista: “Memorias que sangran de repente en pájaros” (p. 45); metáfora interiorista: “gran trenza de fuego” (p. 91); epíteto: “delirante cabellera” (p. 13); “inocente sombra” (p. 23); “pinceladas frenéticas” (p. 29).
Sally Rodríguez vive en comunión espiritual con lo viviente, una manera de decir que ella, en su vínculo entrañable con la naturaleza y en su relación con las manifestaciones sensoriales y sutiles del universo, se siente entrañablemente unida al fluir de lo viviente y, desde luego, como persona y como poeta siente lo viviente y capta las sensaciones físicas y espirituales del universo, y da el testimonio mediante la palabra poética, cauce de su talento creador, fuero de su visión estética y eco de la inspiración que alienta su sensibilidad y fecunda su conciencia.