La mala educación

La mala educación

Elisa Elena González

Lo bueno: En el año 2004 el Wall Street Journal colocaba a la secundaria de Roslyn como la sexta mejor escuela pública de Estados Unidos. Lo malo: en ese mismo año – tras descubrirse un déficit por más de 12 millones de dólares- se convirtió en el epicentro del mayor desfalco escolar público de la historia estadounidense.

Esta historia -como toda gran historia- comienza con un grupo reducido de estudiantes que encontraron su vocación en el periodismo y sin importar lo que podría significar para su futuro – Roslyn se caracteriza por tener una considerable cantidad de estudiantes admitidos en las más prestigiosas universidades de los EEUU, conocidas popularmente como la Ivy League- se mantuvieron firmes ante toda una comunidad que no entendía su “capricho” en investigar los informes financieros de su escuela.

Es que para ellos parecía a lo menos “extraño” que su escuela, a pesar de recibir cuantiosos fondos, algunas cuestiones básicas parecían estar “no cubiertas” o “maliciosamente resueltas”.

Colóquense por un minuto en esta situación: Son un grupo de estudiantes adolescentes que ante la mirada adultocéntrica de todo un distrito escolar solo “juegan” a ser periodistas; comunidad que ante el ímpetu y la determinación con la que defendían su historia entendieron – de manera equivocada- que la vía para detenerlos en sus pretensiones era presionarlos y amenazarlos – a ellos y sus familias- de lo mal que podrían pasarla si continuaban con la idea de publicar la historia.

¿Que escondía la negativa de sus directores a darle acceso a información pública y que les impedía hacer un ejercicio periodístico riguroso? ¿Que escondían los estados financieros de su escuela?

Lo que pudo pasar como un descuido administrativo o una falta menor del equipo de manutención escolar se convirtió en un escándalo de proporciones en uno de los distritos escolares más acomodados del estado de New York. Pasaron –de golpe y porrazo- de investigar los destinos de 250 mil dólares a proporcionarle a los fiscales un caso de tráfico de influencias y malversación de fondos por más de 12 millones de dólares.

Mi intención no es hacerles un spoiler si es que aún no ven la película, pero desde ya sepan que la ficción no superó la realidad. Este caso fue llevado a la pantalla grande bajo el nombre de “La mala educación” y con el guion de un ex alumno de la misma secundaria Roslyn que vivió en primera persona el destape de esta olla de grillos.

Mientras veía la película– y pensaba en este artículo- reparaba en la importancia y lo determinante de la contención familiar y cómo repercute en la vida de nuestros niños y niñas.

El nivel de valentía que mostraron inspira, su convicción, su rigurosidad, su vocación -tan clara y definida- es definitivamente el resultado de un núcleo familiar que además de inculcar valores, ofrece una sólida red de apoyo, que cree en ellos y en lo que pueden lograr a pesar de las adversidades y de las circunstancias.

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