La muerte de otra Emely Peguero

La muerte de otra Emely Peguero

Millizen Uribe

Emely Peguero Polanco y Gabrieli Sánchez Féliz, quien con apenas 15 años de edad es una nueva víctima de feminicidio en República Dominicana, no se conocieron.
Probablemente, la segunda, como “medio país”, supo por los medios de comunicación cómo acabaron con la vida de la primera a sus 16 años de edad y con cinco meses de embarazo. Sin embargo, tal vez no se imaginó que en la semana en que Emely volvía a ser noticia por la presentación de los testimonios finales en su caso, ella también estaría en la prensa víctima de un crimen similar: feminicidio.
Reitero, Emely y Gabrieli no se conocieron, pero sus vidas y sus muertes tienen más de un aspecto en común, no sólo entre ellas dos, sino con muchas niñas y adolescentes dominicanas que comparten una vulnerabilidad social que las convierte en víctimas y lo siguen siendo mientras seguimos, 24-7, en la prensa y en las redes sociales los detalles del caso de Emely.
Hablamos de chicas jóvenes que conocen a sus futuros victimarios siendo menores de edad, por lo que no podemos hablar de relaciones sentimentales consensuadas, de matrimonios ni de amancebamientos, sino de abusos sexuales, como son tipificados en la Ley 136-03, que crea el Código del Menor.
Se trata de niñas, de jovencitas que se convierten en presas ante los ojos social y culturalmente mitificados de familiares, vecinos y autoridades que no terminan de entender que las relaciones de parejas, máxime aquellas con personas mayores de edad, no pueden ser consentidas por menores de edad.
También es acerca de adolescentes pobres. Emely era de un pueblo: Gabrieli era de un barrio, por lo que son chicas social y económicamente empobrecidas, excluidas. Chicas que tal vez nunca escucharon hablar de que tenían derechos y quienes nunca recibieron educación sexual.
Chicas que antes de morir seguramente fueron víctimas de un conjunto de violencias de género: verbales, psicológicas y físicas.
Niñas, jovencitas que siguen muriendo, ahora ante una sociedad que las mata moralmente, conformándose con juzgarlas y culparlas por “tener novios tan temprano”, sin analizar que este no es un problema de Emely, de sus padres o de Gabrieli, sino de todo un país, por lo que la solución no está solo en medidas individuales, sino en políticas públicas que vayan desde ofrecer información sobre enfoques de derecho, tomar medidas de prevención de las violencias de género, hasta educar y ser social y económicamente más equitativa.
Sólo cuando entendamos esto, dejaran de morir las emely, las gabrieli, las dioskaris, las juanas, las marías…y empezaríamos a ser una sociedad más segura donde la vida de las niñas, adolescentes y mujeres valga más que medio peso.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital