Desde hace un tiempo relativamente largo, la sociedad dominicana viene obteniendo muy malas calificaciones en los diferentes ámbitos de la negociación: familiar, social, laboral, publico-privado, migratorio, así como en los acuerdos económicos y políticos internacionales. Pareciera que los tomadores de decisiones de RD tienen pendiente desarrollar competencias y habilidades referentes a la negociación. La mayoría de los pequeños, medianos y grandes conflictos que acontecen en los distintos ecosistemas que integran la República Dominicana, se manejan al margen de las recomendaciones elementales que provienen de la negociación.
A lo largo de los años, todavía en República Dominicana subyacen oportunidades de mejora, temas, situaciones y eventos, los que en pleno siglo XXI continúan incidiendo negativamente en áreas sustanciales para alcanzar un desarrollo más integral, equitativo, sostenible y próspero para todos los dominicanos. En RD, al liderazgo político, empresarial, laboral, gremial, académico, religioso y social, le ha faltado visión, empatía, voluntad y resiliencia para abordar en un clima de negociación las fuerzas restrictivas que obstaculizan el progreso social, institucional, económico y democrático.
A juzgar por la cantidad de conflictos, sus consecuencias negativas y la forma en que son gestionados por las partes involucradas, podría afirmarse que los ciudadanos dominicanos, más allá de su estatus socioeconómico, son semianalfabetos en el conocimiento y aplicación de los principios y técnicas que comprenden la negociación. Como se sabe, la negociación es una habilidad crucial en muchos aspectos de la vida, desde las relaciones personales, familiares, laborales, profesionales, sociales y hasta en entornos de los negocios y la política. “La negociación no se trata de quién pierde menos, sino de crear una propuesta atractiva para las partes involucradas”. (Andrea Salvador Pérez, 2024, https://www.eleconomista.com.mx/el-empresario/7-principios-negociacion-harvard-).
La ausencia de principios sanos y efectivos de la negociación, el uso deliberado de la mezquindad, así como las intenciones perversas con las que muchos malos dominicanos han preferido abordar temas y situaciones cruciales para concretar el bienestar y la prosperidad de la sociedad dominicana, son solo algunos de los factores que han restringido el desempeño trascendental de determinados subsistemas de alto valor estratégico para la prosperidad integral y sostenible de RD. Es evidente, la negociación incide en todas las actividades humanas, debido a que ésta es un proceso mediante el cual dos o más partes buscan alcanzar un acuerdo sobre un asunto en el que tienen intereses diferentes o comunes.
En el terreno de los hechos, casi la totalidad de los que dicen llamarse líderes en RD, desconoce las técnicas y principios que sustentan el arte de la negociación moderna, asumiéndose como un medio efectivo para gestionar los conflictos y situaciones que frenan las fuerzas que impulsan el acrecentamiento cualitativo y cuantitativo de un país. Cuando los intereses, la codicia sin límites, el peso del poder económico y político se imponen por encima del bien común, los efectos de la negociación no prosperan. Es como han planteado Lewicki, Barry y Saunders, autores del libro «Essentials of Negotiation»: «la negociación es un proceso en el cual dos o más partes intentan resolver sus diferencias y alcanzar un acuerdo que satisfaga sus intereses».
Situaciones y temas históricos que afectan y afectarán la prosperidad de la sociedad dominicana, no se han resuelto por el tipo de liderazgo y el raro estilo de negociación que se practican en los entornos gubernamental, empresarial, político, sindical, académico, social y profesional de RD. Por la tranquilidad, la paz y el bien de todos los dominicanos, es urgente que el talento humano que defienden a capa y espada los intereses de organizaciones de presión, hagan un esfuerzo para que desarrollen competencias y habilidades en técnicas de negociación moderna y efectiva. Entre las entidades que no deberían de faltar figuran: COPARDOM, CONEP, CMD, ADP, EDUCA, INICIA Educación, ADAFP, ADARS, FINJUS, CONATRA, FENATRANO, entre otras instituciones mediáticas. Como la mayoría de los que dirigen estas organizaciones de presión, son semianalfabetos en negociación moderna, lo más lógico y natural es que no haya desarrollo sostenible y equitativo en las áreas que controlan. Por ejemplo: el Código de Trabajo, la educación, la salud, el transporte, las pensiones, etcétera. Los que manejan estas entidades solo conocen una negociación: proteger y defender sus propios intereses a toda costa.
Las sociedades, empresas e instituciones donde menos conflictos se presentan, son las que han realizado esfuerzos para desarrollar en sus miembros competencias que les permitan negociar en un ambiente de respeto y de ganar-ganar. Por su naturaleza, los seres humanos son proclives a enfrentar continuamente situaciones que ameritan poseer capacidad negociadora. La negociación está presente en casi todos los actos humanos: organizacionales, comerciales, sociales, políticos, gubernamentales, familiares, profesionales, etc.
Por lo general, en las sociedades con sistemas educativos, cuyas estructuras y contenidos permiten desarrollar entre sus ciudadanos cultura y capacidad negociadora, suele ser más pacificas, felices, productivas, solidarias y menos proclives a vivir en conflictos. Es obvio, cuando la negociación se contempla en los currículos de los diferentes subsistemas de los Sistemas Educativos Nacionales, las relaciones familiares, sociales, laborales, profesionales, gremiales y empresariales, son más armoniosas, sostenibles y productivas.
Es casi seguro, si las escuelas públicas, los colegios privados y las instituciones de educación superior de RD acogieran la negociación como asignatura estratégica y transversal, las cifras de personas presas y muertas por simples y tontos conflictos, se reducirían significativamente. Además, las diputas inútiles entre docentes y estudiantes menguarían, la violencia intrafamiliar mermaría, así como las discusiones estériles entre los miembros de las cámaras de diputados y senadores, serían más decentes y productivas. En la negociación basada en principios, no hay ganadores ni perdedores. Sin importar la circunstancia, el lugar y momento, la esencia de la negociación no consiste en que la parte con más poder aplaste y humille a quien menos poder económico, político y social tiene. La negociación es convivencia sana, respeto a la dignidad humana y construcción de relaciones duraderas.
En cualquier tipo de sociedad, ignorar las técnicas y principios que sirven de sustento a la negociación moderna tiene consecuencias de alto impacto. En RD, un ejemplo de ello es la actitud asumida por los viejos y jóvenes empresarios, con respecto a la irracional idea de eliminar la cesantía laboral. Sin duda, el analfabetismo en torno a la negociación ha venido provocando que los que manejan las AFP y ARS, actúen como los dueños absolutos del Sistema Dominicano de Seguridad Social. Estos grupos de presión (ADAFP y ADARS) no creen en la negociación ganar-ganar, solo en defender y proteger sus intereses materiales.
Faltando pocos días para que inicie 2025, sería oportuno que aquellos que dirigen organizaciones de presión, solo con el propósito deliberado de defender intereses grupales, estudiaran y aplicaran el Método de Negociación de Harvard, el cual se centra mayormente en las conexiones humanas. En síntesis, los siete principios de la negociación de Harvard, son: los intereses, las opciones, la legitimidad, las alternativas, el compromiso, la comunicación y la relación. En definitiva, la negociación desde la mirada de Harvard previene y corrige cualquier tipo de conflicto. La negociación efectiva garantiza la paz, la convivencia humana, el desarrollo integral, sostenible, equitativo, así como el necesario equilibrio entre los ecosistemas habitados por las diferentes dimensiones de la vida: humana, animal y vegetal.
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