La neuroeducación en la pandemia

La neuroeducación en la pandemia

Se suele definir el aprendizaje como un cambio relativamente permanente de la conducta de un organismo resultado de la experiencia. Los fenómenos básicos del aprendizaje tienen lugar a nivel de las sinapsis de las neuronas, por lo que cualquier tipo de sistema nervioso es capaz de aprender. Hoy día, se hace mandatoria una mayor participación con los hijos, luchar sin desmayo por una motivación permanente que los estimule. Mantener una comunicación estrecha con el personal docente; tenerle un lugar de estudio lo más adecuado posible y un horario fijo de práctica, sin distracciones. Mantenerles siempre alternativas estimulantes de interacción con sus amigos y familiares (por las distintas vías) y con la naturaleza (por ejemplo, caminar juntos, ir al parque, etc.)


En el ser humano casi todo arranca de la educación que recibe. Es la educación lo que hace del hombre que esté y se comporte en función de cada cultura. La educación es el eje en torno al cual gira casi todo lo demás en una sociedad, lo que incluye los valores y entre ellos: el amor, la libertad, la honestidad, la igualdad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, la verdad o la felicidad. Claramente la educación es un bien cultural, no genético.

Un bien del hombre para el hombre. Y esto lo justifica el hecho de que el cerebro humano y su pool genético sea, en esencia, el mismo de hace 10,000 o 15,000 años y sin embargo a lo largo de ese tiempo, y a través de las diversas culturas han ido construyendo un hombre diferente. Esto equivale a decir que, si en un ejercicio de imaginación trasladamos a un niño de la Roma antigua o incluso del neolítico inicial a un colegio de nuestros días, posiblemente en su desarrollo y aprendizaje nadie notaría ninguna diferencia con los demás niños. Sabemos que deviene una cultura nueva que nos puede llevar a un mejor entendimiento. Esto lo que se denomina neurocultura.

Con la neurocultura y dentro de ella la neuroeducación, se ha querido ver una potencialidad mayor que permita mejorar y propiciar una reforma de fondo en la educación, salvando las circunstancias actuales. Y es verdad que ha generado un hambre de conocer el funcionamiento del cerebro. La Neuroeducación, podríamos decirlo así, es una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro. Una enseñanza que todavía no es una disciplina de contenidos reglados, es decir, es un conjunto de conocimientos que permitan ser aplicados de forma sistemática e inmediata enlos centros de enseñanza, y máxime en esta pandemia que nos ha cambiado todo.


¿Hacia dónde va la educación, hacia una utopía o hacia una distopía? La educación nunca antes había estado tan mala en lo referente al conocimiento y la conducta, hoy padres y profesores estamos más preocupados en no herir la “autoestima de los niños” que educarlos. Parece que en la nueva educación, se permite el lujo de prescindir del conocimiento y que podemos vaciar el contenido de nuestra memoria semántica y sustituirla por el «rincón del vago».

El papel asignado hasta ahora al lóbulo frontal, está siendo sustituido por el dedo índice que utilizamos para activar a ese otro lóbulo frontal llamado «Google». Aprender es, pues, reforzar sistemas neurales, por lo que todo aprendizaje tiene un componente cerebral. Por esto, resulta fundamental quela pedagogía asuma en parte este discurso de la neurociencia para poder responder las preguntas fundamentales para centrarse en la cienciaanalítica.

Laeducación debe crear individuos inteligentes con un desarrollo armónico cerebral que les permita adaptarse a las circunstancias de su devenir biográfico.Los profesores deberían saber algo sobre el funcionamiento cerebral, porque al final es el órgano sobre el que ellos actúan. Para los docentes, hasta el 31 de octubre tendrán acceso gratis a todos los cursos de UBICUA y pueden suscribirse en www.ubicuaeeducacion.com. Para los jóvenes, hay varios programas como Scrath, desarrollado por MIT, permite contar historias, música o arte con un lenguaje muy fácil, o el Bee-Bot, para enseñar lenguaje direccional, a contar historias y programación desde los 3 años.

Finalmente, en otro orden, quisiera manifestar lo siguiente: en mi nombre y como Coordinador de la Comisión de Salud de la Academia de Ciencias, expreso mi desacuerdo con la disminución del tiempo de toque de queda, ya veremos las consecuencias de lo desacertado de esa mediada.

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