La noche que mataron a Trujillo lo metieron en un baúl

La noche que mataron a Trujillo lo metieron en un baúl

Antes de morir el general vitalicio Antonio Imbert Barrera reveló cómo se dio la muerte del presidente y dictador Rafael L. Trujillo Molina en un relato que hiciera al destacado periodista Huchi Lora. Imbert contó al periodista como se planificó lo que algunos llaman «Ajusticiamiento» y otros «Magnicidio» de un hombre que controló el destino de una nación completa al menos por 30 años, sin contar los vestigios de su dictadura que prevalecieron posterior a su muerte.

Según Imbert Barrera no se barajaron varios escenarios para matar a Trujillo. El grupo decidió directamente que debían matarlo en el trayecto de la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal. Esa noche seis hombres se dispusieron a ejecutar de manera directa el plan de asesinar al tirano, según recuerda Imbert Barrera, aunque la historia reconoce a un grupo de once participantes.

El general Antonio Imbert Barrera presidió el Gobierno de Reconstrucción Nacional en 1965
General Antonio Imbert Barrera.

Era el 30 de mayo de 1961, hace ya 61 años, once hombres se habían confabulado para dar muerte al tirano, pero Imbert Barrera solo recordó a seis que participaron directamente en el asesinato de Trujillo esa noche.

Todo inició con la llamada del teniente Amado García, quien avisó que el presidente había salido de la casa presidencial solo con su chofer, en un Chevrolet Bellair azul claro y no llevaba escolta. En ese momento dos vehículos -recuerda Imbert- se pusieron en marcha para interceptarlo en un punto de la avenida George Washington (el Malecón de Santo Domingo). Uno era el que él guiaba y le dio seguimiento a Trujillo mientras otros se encontraba esperando en un punto más avanzado en la ruta del presidente por su algo salía mal.

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El punto escogido fue el tramo de la vía más allá de la Feria Ganadera, en dirección este-oeste (cerca de dónde hoy se encuentra la Universidad del Caribe), uno de los de mayor oscuridad de esa carretera según contó el oficial.

En ese punto -recuerda Imbert- «A cada rato mataban uno de noche», al señalara que varios vehículos pasaron por el lugar al momento del hecho sin detenerse a ver qué pasaba.

Eran dos los vehículos en los que transportaban los seis hombres que recordó Antonio Imbert Barrera. En uno de ellos se encontraban Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella y Huascar Tejeda, mientras que en el otro se encontraba él (Antonio Imbert), Antonio de la Maza y el teniente Amado García.

huchi
Huchi Lora, periodista.

Alrededor de las 9:45 de la noche, Imbert Barrera conducía el automóvil que dio alcance al «Jefe» y fueron Antonio de la Maza y Amado García quienes abrieron fuego cuando se encontraron paralelos al vehículo del dictador.

Tras la primera ráfaga de disparos Trujillo y su chofer, Zacarías de la Cruz, quien sobrevivió al hecho tras ser dejado abandonado con siete disparos realizados por los atacantes, impactaron su vehículo contra la acera y decidieron responder a la agresión por lo que salieron del automóvil para enfrentar a sus verdugos, quienes dieron la vuelta y ahora se encontraban de frente.

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Los primeros minutos del enfrentamiento fueron intensos para luego dar paso a la calma que aprovecharon Imbert y su tocayo de la Maza para interceptar a Trujillo que se cubrió detrás de su vehículo y fue herido por Imbert y rematado por Antonio de la Maza.

El doctor Abel González, quien preparó el cuerpo de Trujillo, dijo que el dictador en total recibió cinco impactos de bala uno en el mentón; dos a nivel del corazón; uno con orificio de entrada en la muñeca y de salida en el codo y otro en el costado izquierdo.

Imbert Barrera contó además que, los ocupantes del otro vehículo, al oír los disparos acudieron en apoyo llegando momentos después de la balacera pero ya «Trujillo había muerto». Imbert también dijo que en la confusión Pedro Livio y Salvador Estrella abrieron fuego el uno contra el otro resultando el primero herido.

Tras la muerte de Trujillo su cadáver fue metido el baúl de uno de los vehículos en los que andaba el grupo, mientras que otro fue dejado abandonado en el lugar. Luego llegaron hasta la casa del militar Juan Tomás Díaz Quesada. Imbert solo dijo que se llevaron el cuerpo y lo dejaron el baúl de un carro en un garaje sin especificar más detalles.

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