«Yo ya estaré lejos» es una novela que abarca un período abominable, que su autor explora hasta el fondo, con una amarga conciencia de lo acontecido, deteniéndose en la narración de sentires y pareceres, incertidumbres y acciones de unos personajes a la deriva, zozobrando en ese mar innombrable que hoy desearíamos exorcizar
Hace poco terminé de leer «Yo ya estaré lejos» (Editorial Alto Velo, 2021, 742 páginas), y, como siempre ocurre con las obras que logran atraparnos, quedé con deseos de que continuara, lo que no dudo que hará el escritor y amigo Pedro Vergés en un futuro que espero sea cercano, ya que el epílogo cerraba una época oscura y prefiguraba otra, convulsa y de acelerados cambios en todos los órdenes, sin que acabaran de desaparecer del todo los rasgos autoritarios esenciales, creados y sostenidos durante treinta y un años, por una tiranía demoledora que sumergió al país en una pesadilla de horror y muerte.
Esta novela posee una dimensión balzaciana; una extensión que solo Fiódor Dostoievski (1821-1888) y León Tolstoi (1828-1910) alcanzaron en su tiempo, y en el siglo XX, notables narradores, como el Thomas Mann (1875-1955) de «La montaña mágica», o el Carlos Fuentes (1928-2012) de «Terra nostra», para citar dos casos. Pedro Vergés, en pleno siglo XXI, acomete una empresa de largo aliento, y lo hace con una prosa ejemplar, de una minuciosidad explicativa y un detallismo impresionantes, a través de un puñado de personajes representativos de las clases medias urbanas de nuestra sociedad, casi todos de El Jobo, del barrio San Miguel, entre 1944 y 1961, etapa crucial en la que ocurrieron acontecimientos decisivos, entre ellos tres invasiones (1947, 1949 y 1959) con las que se intentaba derrocar al tirano.
Asimismo, están presentes la persecución y los crímenes de hombres y mujeres disidentes, que pusieron a prueba la capacidad del régimen para acallar las voces de los contrarios, tanto aquí (Manolo Tavárez Justo, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal), como en el exterior (Jesús de Galíndez, José Almoina, Andrés F. Requena), y sofocar los intentos de dar al traste con el dominio opresor instaurado por Trujillo, mantenido a sangre y fuego con la ayuda de un Servicio de Inteligencia Militar implacable, y la participación de miles de seguidores sumisos, que acataron sin quejas el oprobio, el dolor y la humillación más degradantes. Cada dato de la historia nacional es comprobable en esta obra de ficción, y solo advertí una inexactitud cuando el autor escribe que Minerva Mirabal era la mayor de las tres hermanas asesinadas, en vez de Patria (Tercera Parte, p.587).
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La novela recupera episodios que un lector informado conoce bien: personajes notables y hechos axiales, desgarradores o trágicos, que dieron perfil a una tiranía insaciable, sus mecanismos de dominación y sus salvajes brutalidades; pero también sus delirios faraónicos, que culminaron con la edificación del complejo de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre en 1955, sus manipulaciones propagandísticas, y sus aliados a sueldo. Sobre ese marco histórico construye el autor su mega ficción, con personajes modélicos que encarnan las distintas posturas y actitudes de una población sojuzgada (los Ruiz, Papo, Melania, Margot, Javier, entre muchos otros).
A mi juicio, parte de lo más valioso es la reconstrucción de la memoria histórica, la incisiva mirada crítica del novelista, su ingente esfuerzo de creación narrativa para dar vida a la resistencia silente de unos, la rebeldía de otros, la complicidad de algunos convencidos de la grandeza del tirano, y la genuflexión de los oportunistas y los aduladores.
Entre los muchos valores de esta novela están el impecable manejo del lenguaje, lo que revela la presencia de un narrador profesional, conocedor a fondo del idioma, la destreza para contar sin fisuras en un español dominicano de pura cepa, no ajeno al humor negro y la ironía, la maestría en crear un entramado totalizador y polivalente, que avanza y retrocede de capítulo en capítulo, privilegiando al ser humano inmerso en una colectividad agobiada por el terror, mediante un argumento en el que se suceden acciones que se van imbricando en un inmenso tablero de ajedrez donde el miedo engendra el silencio colectivo, y permite explicar la atroz duración de «una tiranía sin ejemplo».
«Yo ya estaré lejos» es una novela que abarca un período abominable, que su autor explora hasta el fondo, con una amarga conciencia de lo acontecido, deteniéndose en la narración de sentires y pareceres, incertidumbres y acciones de unos personajes a la deriva, zozobrando en ese mar innombrable que hoy desearíamos exorcizar. Felicitaciones a Pedro Vergés por este triunfante regreso a la ficción narrativa, deseando que continúe la saga iniciada hace más de cuatro décadas con la memorable «Solo cenizas hallarás (bolero)».