“Yo creo que es momento de acabar con el drama de la gente de La Barquita; porque cada vez que vienen las lluvias y el río crece, la gente pierde todo lo que tiene”. (Danilo Medina, 2012).
Cuatro años después de haber pronunciado esa frase socialmente reivindicadora de la pobreza extrema, seis familias acaban de ser asentadas en La Nueva Barquita dentro de un plan piloto conjunto del gobierno y la entidad privada URBE para detectar posibles inconvenientes. Concluida esa fase, serán trasladadas definitivamente las 1,600 familias pobres beneficiarias originales del proyecto.
La Barquita de Santa Cruz, como originalmente la conocemos los capitalinos, era una villa miseria, versión criolla de la favela brasileña, un tugurio inhabitable situado a orillas del río Ozama, donde vivían hacinados desde tiempos inmemoriales más de 5,500 moradores, a quienes jamás gobiernos anteriores prestaron atención.
En diciembre del 2013 Medina ordenó la construcción de La Nueva Barquita, invirtiendo 4 mil millones de pesos para edificar 1,620 viviendas que albergarán a los 5,500 moradores que otrora sobrevivían de forma paupérrima. Se trata de un plan integral con liceo, escuela, estancia infantil, Centro de Diagnóstico y Atención Primaria, acueducto, planta de tratamiento, centro cívico, defensa civil, destacamento policial, anfiteatro, parques y áreas deportivas.
Con razón, Christine Lagarde, presidenta del FMI, dijo en su carta de felicitación a Medina: “El resultado de las elecciones representa un claro apoyo a su liderazgo y avala las políticas que han contribuido al sólido desempeño económico de los últimos años. En su próximo mandato, la República Dominicana tendrá una oportunidad importante para seguir impulsando políticas y reformas económicas que promuevan su crecimiento sostenible e inclusivo”. Prometió seguir asistiéndolo.
La Nueva Barquita basta para ilustrar el histórico 62% que reeligió al Presidente Danilo Medina.