La nueva realidad y las RR. PP.

La nueva realidad y las RR. PP.

J. LUIS ROJAS

Como ha dicho el músico, cantante y compositor chileno, Julio Numhauser Navarro:
Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo

Y así como todo cambia
Que la forma de concebir y gestionar las relaciones públicas cambie, no es extraño.

En el marco de la nueva realidad, caracterizada por los efectos imborrables de la pandemia COVID-19, el avance indetenible de las grandes trasformaciones inducidas por la cuarta revolución industrial, la reaparición del enfrentamiento bélico como medio para resolver determinados conflictos entre países, la lucha continua entre las naciones más desarrolladas del mundo por el control de los mercados globales, la eliminación parcial de las fronteras territoriales, el surgimiento de nuevos modelos de producción y comercialización, así como la imposición de nuevos patrones alimentarios y de relaciones sociales, son solo algunos de los macro-indicadores políticos, económicos y
sociales, que han cambiado el curso de las diferentes dimensiones de la vida humana, animal y vegetal.

Una proporción importante del discurso que sustenta la nueva realidad, aboga por la transformación de las organizaciones en espacios éticos, sanos, transparentes, sostenibles, alegres, inclusivos, productivos, competitivos, con alta sensibilidad humana, con competencias blandas y duras para ayudar a sus colaboradores internos y externos a desarrollar inteligencia emocional, social, cognitiva y resiliencia.

En este contexto aspiracional, será necesario contar con el acompañamiento ético y profesional de las relaciones públicas. Para ello, habrá que resetear el marco conceptual desde el cual se han elaborado y gestionado las políticas, ejes, objetivos, estrategias y actividades de éstas.

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El proceso de reseteo de las relaciones públicas, en el marco de los requerimientos, las necesidades y expectativas de la nueva realidad, deberán enfocarse en concretar las siguientes líneas de acción:

  • En esta nueva realidad, basada en la digitalización, el internet de las cosas, la inteligencia artificial y la robótica avanzada, las relaciones públicas habrán de trasformase en plataforma para facilitar la convergencia entre los sistemas digitales, físicos y biológicos.
  • El alineamiento entre los ecosistemas internos y externos, es un factor esencial para gestionar con eficiencia y eficacia los recursos y procesos, tanto dentro como fuera de los ámbitos gubernamental, corporativo, social y organizacional. Desde esta perspectiva, las relaciones públicas son un medio de alto valor agregado para concretar sinergia entre las partes. Nadie mejor que las relaciones públicas para saber que el comportamiento de una de las partes puede afectar positiva o negativamente al todo.
  • Hoy más que ayer, los países, las corporaciones, las empresas, las instituciones y las marcas, todos necesitan el acompañamiento de profesionales éticos y humanistas de las relaciones públicas, con competencias y experiencias para establecer vínculos sostenibles, prevenir y corregir conflictos, humanizar el clima laboral, fomentar el diálogo sincero, construir y difundir relatos probables, fomentar la cultura de los pactos sociales, así como gestionar estratégicamente los activos intangibles. (Entiéndase: reputación, credibilidad, confianza, información institucional, imagen pública, licencia social, capital relacional, entre otros).
  • Un indicador cualitativo de la nueva realidad, es el concerniente a la cultura veedora que acompaña a las audiencias nacionales, regionales e internacionales. En este contexto, el relato público de los gobiernos, de las corporaciones, de las empresas, de las instituciones y de las marcas, no podrá continuar siendo elaborado y difundido a partir de informaciones distantes a la verdad de los hechos. De ahí que las relaciones públicas están obligadas a construir relatos veraces y creíbles. Las audiencias de hoy valoran la coherencia y consistencia entre el ser y el parecer.
  • Tomando como marco de referencia los principios que rigen la dinámica de la teoría de sistemas, el talento humano de relaciones públicas deberá planificar, ejecutar y controlar estrategias y actividades internas y externas, que blinden de manera sostenible y creíble los activos intangibles que sustentan la identidad de los pueblos, de las empresas, de las instituciones, de las marcas corporativas y comerciales.
  • En el marco de la realidad actual, en la que el comportamiento, las decisiones, las opiniones, los hábitos de consumo y la cultura digital, han segmentado las audiencias en grupos sociales integrados por las generaciones X, Y y Z. Desde esta mirada, los profesionales de las relaciones públicas están compelidos a emprender acciones sinceras, creíbles y creativas que permitan cerrar las brechas que se generan entre el discurso y la praxis de muchos gobiernos, empresas, instituciones y marcas. Los denominados millennials, representan una generación digital, hiperconectada, con valores éticos e inquietudes sociales.
  • Según el momento, el lugar y la circunstancia, el talento humano de las relaciones públicas de la nueva realidad, empleará estratégicamente las fortalezas de los influencers y de los líderes de opinión, como parte de las estrategias para lograr objetivos estratégicos y mediáticos.
  • En la realidad de hoy, en la que Google, las redes sociales y los medios convencionales de comunicación, se afanan por volver estúpidas a las audiencias, sacrificando su capacidad para leer y pensar con profundidad, las relaciones públicas deberán de crear e implementar mecanismos que ayuden a mitigar los efectos negativos de la infodemia.
  • El talento humano, a nivel estratégico y gerencial de relaciones públicas, no puede continuar siendo vocero de mentiras y carpintero de cortinas de humo para tapar los efectos negativos, provenientes de las malas prácticas en las que incurren los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas. Los colectivos de electores y de consumidores de hoy, se resisten a continuar siendo engañados y manipulados por los relatos políticos y corporativos.
  • El reconocimiento y la validación social al quehacer de la relaciones públicas, llegarán en la medida que éstas sean capaces de generar percepciones positivas y creíbles, a partir de estrategias y actividades éticas, transparentes, honestas, sinceras, coherentes y consistentes. En la nueva realidad, para los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas, obtener la licencia social, necesariamente tendrán que predicar con su ejemplo.
  • El talento humano de las relaciones públicas de la nueva realidad, deberá tener las competencias duras y blandas necesarias para comprender y gestionar el vínculo sano y productivo entre los seres humanos y los robots. Entiéndase las relaciones entre las inteligencias humana y artificial.
  • En esta época de medios digitales, participación ciudadana y opinión pública activa, los gobiernos y los grupos corporativos no pueden pretender seguir actuando desde el ámbito de la doble moral. Las relaciones públicas tienen que ayudar a los jefes de gobiernos y a los líderes de las empresas, a entender que la reputación y la imagen pública son activos intangibles, presentes siempre en todo momento, lugar y circunstancia.
  • En la actualidad, el permiso social tiene igual o más peso que el legal. Desde esta perspectiva, las relaciones públicas tendrán que ser capaces de planificar, ejecutar y controlar proyectos de responsabilidad social, que agreguen valor significativo a la calidad de vida de los grupos estratégicos y de interés, los que de una u otra manera inciden en la sostenibilidad de los gobiernos y de las organizaciones. En pocas palabras, no es inteligente disfrazar la responsabilidad social de clientelismo gubernamental y corporativo.
  • En la nueva realidad, en la que el mundo cada vez se asemeja más a una aldea global, libre de fronteras físicas y mentales, las relaciones públicas son y serán el mejor medio para facilitar la convivencia, la cooperación, la articulación y el vínculo entre los seres humanos y las organizaciones, así como sensibilizar a las personas en torno a los efectos del cambio climático y el calentamiento global. Hoy, no se construye capital reputacional y credibilidad, mostrando incoherencia e inconsistencia entre lo que se piensa, se decide, se hace y se dice.

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    En síntesis, lo que cambió ayer, tendrá que cambiar mañana. En este sentido, paraalinear las relaciones públicas a las necesidades, requerimientos y expectativas de la nueva realidad, éstas deberán colocar en el centro de su quehacer estratégico, mediático y operativo, ejes como: la ética, la solidaridad, las relaciones de puente, la articulación, el humanismo, respeto de los derechos humanos, la paz, la reputación, la credibilidad, la confianza, la imagen pública, el permiso o licencia social, el hacer lo correcto siempre, la coherencia entre el ser y el parecer, el saber dar la cara, el predicar con el ejemplo, la transparencia, el convivir con los recursos naturales no renovables, la empatía, la resiliencia, entre otros temas.

    En definitiva, las relaciones públicas de hoy jamás podrán ser las mismas que Ivy Lee y dward L., ayudaron a desarrollar. Por ejemplo, los líderes políticos, empresariales, laborales, académicos, religiosos y profesionales, no pueden continuar creyendo erradamente que en este siglo de redes sociales, de inteligencia artificial, de robótica avanzada y de desarrollo de la tecnología al servicio del factor humano, es posible continuar traficando con la verdad. Ellos olvidan que hoy todo se sabe, se dice, se comenta y se difunde con plena libertad, como resultado de la participación continua y espontánea de las audiencias, gracias a la relativa democratización que rodea a la plataformas mediáticas comunicacionales, tanto dentro como fuera de línea.

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