La oración que Dios no escucha

La oración que Dios no escucha

La oración es definida como una conversación con Dios. Es un recurso usado para expresar devoción, fe o encontrar ayuda providencial en tiempo de desafíos.
Sin embargo, no es posible decir que Dios responde a todas las personas cuando oran.
El Salmo 17 es una oración famosa hecha por David.
Su clamor busca que Dios haga justicia entre él y las acusaciones de sus enemigos.
David motiva la acción del Señor valiéndose de su integridad.
Le pide que escuche su oración porque salía de labios sin engaño.
Juan Calvino sostiene que su integridad fue la base de confianza para pararse ante la presencia del Señor.
David sabía que Dios no escucha la oración de quien no vive en justicia.
El libro de los Proverbios dice que el Señor está lejos de los impíos y que solo escucha la oración de los justos (15:29).
Hay varios versículos de la Biblia que sostienen y definen claramente esta doctrina.
Cuando el creyente sabe que está mal delante de la presencia del Señor, antes que orar por cualquier otra cosa, lo primero que debe hacer es confesar su falta y pedir perdón.
Si la ofensa es contra un hermano, entonces debe dejar la ofrenda en el altar e ir en busca de la reconciliación (Mateo 5:24).
El pecado personal y la ofensa contra el prójimo son parte de los elementos que producen una ligadura espiritual de estorbo a la oración.
Se considera como una oración vana aquella que se hace permaneciendo en el pecado y sin el deseo de obedecer la voluntad del Señor.
Desgraciadamente esta es la causa o razón por la cual muchas plegarias quedan sin respuestas dentro de las iglesias y en las grandes religiones del mundo.

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