Mi padre fue militar y de él copié mi estilo de recorte de pelo y tal vez por mí “caco” de guardia algunos servidores de diferentes actividades que he utilizado me apodan “mi jefe”. Recientemente, solamente por fuñir, le pregunté a un despachador de gasolina si él sabía que había muchas estaciones gasolineras que vendían la gasolina regular como Premium y me dijo que no y le agregué que el ministro que debía actuar en eso lo sabía y no quiso entregar la lista de las estaciones fraudulentas a unos abogados que investigaban el caso.
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Me contestó que no le sorprendía porque en nuestro país había mucha corrupción y le dije que eso se acabaría cuando personajes como el Ministro de Industria y Comercio fueran juzgados por complicidad con los dueños de gasolineras estafadoras y de inmediato me contestó: “Pero mi jefe, ¿usted cree que eso puede pasar? ¡No relaje!” Convicción de un ciudadano común reconociendo que nuestro país está viviendo en la otra cara de la dicha, que podría llamarse fatalidad o desgracia.