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Si bien este año hemos sido afectados por una crisis sanitaria que ha cambiado todo lo que para nosotros era la normalidad. Nos hemos tenido que adaptar a las nuevas formas de actuar y funcionar en el diario vivir.
Lo que motiva este artículo es precisamente los efectos de este cambio. Las necesarias medidas de confinamiento han provocado que tanto desde el punto de vista económico, como desde el punto de vista psicológico, la sociedad se esté transformando.
Si bien muchos artículos e investigaciones han estado orientados a evaluar e indicar el efecto que ha tenido esta pandemia desde el punto de vistas económico, pocos han evaluado y profundizado sobre el impacto psicológico que nos ha traído.
Sin ánimo de parecer expertos, ya que no lo somos, en el ámbito de la psicología, me permito recopilar las informaciones (estudiadas durante dos meses) indagadas por excelentes expertos y artículos de importantes medios en donde se ha tratado este tema.
Tales como: la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) distintos catedráticos universitarios del área de la medicina, Revistas de Psicología, entre otros.
De estos estudios algunos se enfocan en el punto de vista médico, otros en el comportamiento social y algunos en el comportamiento individual y cómo este afecta hasta el consumo.
Algunos países han estado más afectados que otros, y en esta misma forma se afecta la psiquis de su población. Algunos de los aspectos que ha tenido mayor repercusión, es en la cadena de valores y la productividad misma de los individuos.
La situación de alarma generada por el COVID-19 ha supuesto una emergencia sanitaria con medidas políticas sin precedentes en todo el mundo. Los efectos a nivel socioeconómico derivados de la misma son varios, incluyendo un inevitable detrimento de nuestra salud psicológica, que tanto a corto como alargo plazo deberá ser abordado por el propio sistema sanitario.
Estos efectos pueden ser aún mayores en grupos vulnerables (personas de mayor edad), en personas que se ven sometidas a mayores situaciones de estrés (contagiados, profesionales sanitarios…) y/o aquellos previamente estigmatizados (por ejemplo, personas con un diagnóstico previo de salud mental o grupos discriminados).
Tal y como señalan algunos autores, si bien es evidente el impacto de la cuarentena sobre la salud psicológica, son escasas las investigaciones llevadas a gran escala con grandes muestras que den cuenta de sus efectos, probablemente debido “a lo anómalo de la situación”.
A este respecto, algunos estudio sindican quela cuarentena se asocia con una parte importante que presentan un mayor estrés psicológico, síntomas de estrés postraumático, depresión, mayores niveles de ansiedad, insomnio, irritabilidad.
Algunos informes ponen de relieve que las mujeres parecen tener un mayor número de problemas relacionados con el estado de ánimo, mientras que los hombres los tienen en mayor medida de ansiedad y estrés postraumático; los sectores profesionales dedicados a los transportes y los cuerpos de seguridad son los que reportan peor estado de ánimo, ansiedad y síntomas de estrés postraumático, mientras que el dedicado a la comunicación revela más síntomas de tipo somático.
Después del surgimiento de la pandemia hay muchas iniciativas que producen un impacto positivo a nivel individual y colectivo. Tenemos el caso de la iniciativa de la ONU que ofrece capacitación gratuita para aprender a gerenciar y compartir la información sobre COVID-19 en forma responsable.
La pandemia también ha traído otros aspectos positivos. Por ejemplo, ahora se puede ver que existe más solidaridad entre las personas. Por otro lado, con la paralización casi total de los vuelos internacionales, la reducción en el uso del transporte debido al cierre del comercio y la modalidad de teletrabajo se ha reducido indudablemente la contaminación a nivel mundial.
En el próximo artículo señalaremos algunos de los efectos positivos que ha traído el covid-19, tanto desde el punto de vista del comportamiento económico, como del comportamiento social.