“Amazing Grace, How sweet the sound
That saved a wretch like me
I once was lost, but now am found
T’was blind but now I see”…
“Amazing Grace, qué dulce es el sonido Que salvó a un miserable como yo Una vez estuve perdido, pero ahora me encuentro Estaba ciego pero ahora veo”
John Newton (1725 – 1807).*
Cuando se encuentran historias apasionantes, cruje el corazón con encantadores latidos, encanto y la vida, una vez más, abre la puerta secreta del placer y el asombro: vivir lejos de esos elementos no tiene sentido alguno, no importa a quién hayas leído, Levinas, Chardin, Mounier o Hans Kung, que por cierto no es en lo más mínimo un detective chino o un retador de Kun Fu, se trata de un fabuloso teólogo alemán, cuyo disenso antipapa es divertido, doloroso y apasionado.(**).
Todos lo goces más arriba nombrados, se unen a uno nuevo, la antípoda de aquellos: Aretha Franklin, aquella Lady Soul, reyna del soul, que se convierte en estos días en noticias junto a uno de mis directores norteamericanos favoritos, coincidencialmente compañero de trotes en el malecón alguna vez, me refiero al nunca olvidado Sydney Pollack (***)..
Del Soul vendrás y en Gospel remontarás: Heaven, always Heaven, Aretha. Hacia 1972, cosas hermosas sucedieron camino a los Angeles, California, que habrían de unir a esa simpática y brillante cantante negra con divertido director, productor y actor de origen judío, en serio y broma en la sinagoga, y al mismo tiempo libre pensador devorador de la cocina ucraniana, por nostalgia familiar… Camarada de Mel Broook, para más señas… Aretha, en tiempos pasados , venía con la vena encendida de un trío que hacía con sus hermanas Carolyn y Erma Franklin en la New Bethel Baptist Church, de Detroit, donde predicaba su padre llamado C. L. Franklin, apodado “La voz el Milon de dólares y enllave predilecto de Martin Luther King, Senior (“I Have a Dream”)…
Amazing Grace: El sueño de dos prodigios Franklin & Pollack… El Gospel, como se recordará, es música netamente religiosa, surgida en el siglo 18 en los Estados Unidos de América, instrumento de avivación musical, que luego sería muy difundido en los años 30 del siglo XX.
Aretha quería grabar un álbum que la llevara a la infancia, recordar su recio pasado religioso, el que marca por tradición a la mayoría de los músicos de jazz y blues, pero en especial a las cantantes, como una huella de ensayo vocal indeleble en sagrado polvoriento sea el lugar…
Dicho esto, volvamos a nuestra historia, famosa por canciones como Chain of fool, You make feel Lake natural Woman o I Say a Little Prayer For You, sin embargo debemos concentrarnos en la referencia del mes de Enero y el año 1972, en los Angeles, en la Iglesia Misionera Bautista New Temple de Watt, para poder situar este extraño encuentro prodigioso de Sidney Pollack y Aretha Franklin, que descubierto hace poco, había quedado perdido en la historia contemporánea de la música y el cine, obsérvese han pasado justo 47 años y el documental de Sydney Pollack, no se había exhibido. Pollack se daba a conocer entonces como un director de estilo, había hecho la excelente The Swimmer (El Nadador, 1968) asociado con Frank y Eleanor Perry. En 1969 estremece con Danzad, Danzad Malditos, cuyo título en inglés en relación al contenido del film es más poético Shoot the horses, Don’t They (No matan ellos los caballos)…
Warner Broter había pensado originalmente en el documentalista y director Jim Signorelli, famoso por sus filmaciones en Saturday Night Live, pero se conocía la devoción de Pollack por Areta Franklin.
Director bisoño, entonces, Pollack rodó dos días corridos en aquella iglesia de los Angeles, el contenido emocional de aquellos dos conciertos fueron memorables, pero el orgullo se impuso al fracaso técnico del director: no pudo sincronizar audio e imagen, olvidaron usar claquetas para tener una guía escrita de lo que se filma más cada golpe en la pizarra como referencia. Fracaso total.
Antes o después de hacer Pollack la cinta Jeremías Johnson (1972), el proyecto Areta Franklin: Amazing Grace, estaba bajo llave en un oscuro infierno penitente…
Un documental para la historia: Franklin y Pollack redivivo: ¡¡¡Gozad, gozad, pequeñines !!! Algo debe suceder en una iglesia abarrotada de negros y blancos, donde la electricidad del alma es norma de sacudimiento corporal, por segundos qué puede suceder si al tronar la voz de Aretha Franklin, en el fondo se observa enrojecida la cara de Mick Jagger apretujado como un blanco semáforo entre los integrantes negros del coro vestidos con chaqueta plateada.
Alan Eliott, Atlantic Record, dejó la vida en el camino para rescatar, hizo la hipoteca de casa para poder tener los rollos de películas abandonados en un sótano en la casa de Sydney Pollack. Malos entendidos, ocultamientos , enredos, etc. Aretha en vida se había olvidado de aquello, Pollack moriría en el 2008, pero Elliot logró convencerlo de que entregara ese material. Hoy es el documental “Amazing Grace”, que se exhibe en España y ha pasado por los festivales de Berlín y San Sebastián, donde tuvo pase de honor.
A pesar de todo, las nuevas tecnologías hicieron el milagro y todos los entuertos han desaparecido, Alan Ellitot es nuestro héroe de ocasión, demiurgo de un encuentro celestial entre Sydney Pollack, tímido tramposo con talento, y la diosa del soul, Aretha Franklin, cuyo sudor en el fervor de una interpretación, su padre seca con dulzura de su frente, mientras está al piano: Amazing Grace, aleluya!!!! (CFE)…