La pandemia, la política y la cultura social dominicana

La pandemia, la política y la cultura social dominicana

TIRSO MEJÍA-RICART

En República Dominicana tanto el liderazgo político como las políticas públicas solo tienen en cuenta a quienes tienen prestigio o habilidad para coseguir votos, grandes empresarios, abogados y economistas; olvidando cuanto tienen que decir historiadores, médicos, sociólogos, psicólogos sociales y antropólogos, sobre la conducta social de las clases y grupos humanos del país.

Desde el pasado día 25 de marzo comencé a señalar desde esta columna, realidades que deben tomarse en cuenta sobre el tema de la pandemia.

1- La influenza del 1918 cobró más de 40 millones de vidas en dos años, cuando apenas circulaban en el mundo pocos miles de barcos, para una población de 1,500 millones de habitantes y ahora hay cientos de miles los buques y aviones, además de millones de autos con potenciales transmisores del virus; en una población mundial tres veces mayor que la de entonces.

Lo único que cabe es controlar dicha pandemia con medidas de higiene para evitar que colapse nuestro sistema sanitario, en lo que llegan las vacunas o que un alto porcentaje de la población supere la infección y produciendo anticuerpos para detener su avance.

2- El control de la pandemia supone necesariamente el uso de mascarillas, el distanciamiento personal, que excluye otras formas de interacción social no contaminantes), lavarse las manos y la toma de temperatura en locales públicos.

3- No menos importante para el control de la pandemia es organizar los horarios de trabajo de los diferentes sectores para que no se hagan aglomeraciones innecesarias a la entrada y la salida de los centros donde laboran; que se distingan claramente las horas del Toque de Queda con prohibición de expendio de productos desde media hora antes para que los parroquianos puedan arreglar sus cuentas y disfruten la libre circulación, que debe ser al menos de dos horas, para evitar que los ciudadanos sean agredidos extorsionados o contaminados por los policías y guardias; y proveer transporte colectivo, con sus protocolos sanitarios correspondientes, con tiempo suficiente para que los usuarios puedan llegar a sus hogares. También no cambiar las pautas si no son indispensables, para evitar confusiones

4- Para los casos de infracciones a los requerimientos de seguridad sanitaria, cuando estos se produzcan en locales comerciales, las sanciones deben afectar sobre todo a sus gerentes, que deben incluir multas y cierre de 3 hasta 30 días, porque son los responsables y beneficiarios principales de esas infracciones y es más fácil y menos traumático hacerlo que con los clientes, aunque esos locales tengan padrinos civiles o militares. Además, es mejor cerrar totalmente domingos y abrir en cambio todos los sábados.

5- No se puede detener a infelices ciudadanos que están en la puerta de sus viviendas, porque viven hacinados en una o dos piezas, por lo que necesitan tomar un poco de aire fresco, siempre que tengan sus mascarillas y demás precauciones sanitarias. El llevarse prisioneros a familias enteras y cobrarles altas multas a cada miembro solo provoca rebeldías innecesarias.

6- Por último, debe tenerse en cuenta que las áreas al aire libre son más seguras y permitir más parroquianos entre las mesas que en las cerradas. En la Ciudad Colonial, evidentemente turística, debería mejorarse su situación calamitosa y tratarse igual los locales que los hoteles de la zona.

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