La parte medular, pero ignorada, del discurso de José Manuel (Jochi) Vicente, ministro de Hacienda, fue aquella en la cual, durante la introducción del plan de Modernización Fiscal, identificó la causa del endeudamiento externo y también a los gobernantes que no quisieron resolverlo a partir del 2010 porque la solución implicaba decisiones políticamente nada agradables para ellos.
En ese sentido, Vicente fue directo al meollo de la crisis del endeudamiento, la clave de las críticas hacia la presente administración, cuando precisó: “Ningún país puede depender eternamente de la deuda para financiar la provisión de servicios públicos”; y, en el caso del actual Gobierno, cortar la referida dependencia significa realizar cambios significativos a la estructura del sistema tributario.
Defendió que la deuda dominicana es aún sostenible, pero a contrapelo razonó que el país debe reducir el endeudamiento como mecanismo para financiar el gasto público. A continuación, atribuyó a la crisis inmobiliaria y financiera internacional del año 2008 la causa del desequilibrio entre los ingresos y gastos fiscales en las finanzas nacionales.
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Añadió que dicho desbalance estaba supuesto a corregirse en el año 2010 (gobierno de Leonel Fernández, luego de Danilo Medina), “pero la corrección no se materializó, porque la misma implicaba decisiones políticamente nada agradables. Aquí expresó una frase lacónica: “Promover desequilibrios perpetuos es un acto de irresponsabilidad, pero yo digo, también es un acto suicida”.
Vicente ilustró el alcance negativo del endeudamiento con el siguiente dato: el presupuesto del presente año 2024 contempla casi RD$263,000 millones de pesos, solo para el pago de intereses de la deuda, esto significa un 22% del presupuesto de ingreso previsto para este periodo.
“Debemos cambiar esta trayectoria”, advirtió, “para garantizar la estabilidad macroeconómica”; debe evitarse que la deuda siga creciendo, dijo, primero porque todo tiene un límite y, segundo, porque financiar el desarrollo exclusivamente con deuda, acabaría creando una situación que atentaría contra el mismo desarrollo que anhelamos: Un boomerang, agrego yo.
De modo pues, el plan de Modernización Fiscal presentado por las autoridades económicas es, a mi juicio, el primer esfuerzo serio de cualquier administración de las últimas décadas para enfrentar dignamente la dependencia nacional del endeudamiento externo e interno para financiar el gasto público y enfrentar con cierta holgura el futuro pago de la deuda
Para aportar a la reforma fiscal, Abinader promulgó la Ley de Responsabilidad Fiscal, que pone un tope al crecimiento anual del gasto público para obtener una reducción en el coeficiente de la deuda, está reformando el Estado con la fusión de tres ministerios y cuatro instituciones buscando mayor eficiencia, la eliminación de ocho instituciones, amén de la reforma constitucional.