CANNES. «Cómprame un revólver» es una carta a los niños en México para que resistan al narcotráfico. Así lo ve su director, Julio Hernández Cordón, que en Cannes abogó por legalizar las drogas porque su país «está pagando los platos rotos del consumo de todos».
Tierna y violenta, la película presentada este lunes en la Quincena de Realizadores tiene un argumento tan extraño como realista: un padre, enganchado al ‘crack’ y empleado en un terreno de béisbol donde batean armados hasta los dientes una banda de narcotraficantes, obliga a su hija de 10 años a llevar una máscara para esconder su género y a desplazarse con una cadena atada al pie para evitar que la secuestren.
«Solo en América Latina se pueden concebir tramas así«, había dicho de ella en una entrevista con la AFP en marzo el delegado general de esta sección independiente, Édouard Waintrop.
El combate de padre e hija es el de la supervivencia. Evitar que les peguen un tiro por la más mínima contrariedad. Y él, que ya ha perdido a su esposa y a otra hija secuestradas por los mismos individuos, está dispuesto a todo para protegerla.
Lo que sucede luego es un reflejo sobre cómo operan las bandas en México, sembrando gratuitamente la muerte desde la actitud todopoderosa que infunde llevar un arma.
Pero su originalidad radica en la mirada de la niña, que junto con tres amigos a los que el espectador deduce que el narcotráfico les arrancó a sus padres, juega a recrear un secuestro, a ser villana, a inventarse una madre.
La película es «un homenaje muy extraño a las cosas que me gustaban de niño y a las historias de Mark Twain y Mad Max», contó al término de la proyección Hernández Cordón, junto al elenco.
«EEUU nos inunda de armas»
Pero sobre todo es un llamamiento a la resistencia de las nuevas generaciones y por ello este cineasta guatemalteco-mexicano nacido en Estados Unidos eligió a sus hijas, de 10 y 13 años, para protagonizar su cinta.
«Les dije: vamos a escribir una carta a otros niños sobre lo que se vive en México«. «Quiero que ellas resistan para que tengan la posibilidad de cambiar las cosas», explicó. Prácticamente el resto del elenco lo forman actores no profesionales, muchos de ellos boxeadores que encarnan a narcotraficantes.
«Hice mi cásting sobre todo en Facebook», contó. Hernández Cordón aprovechó la tribuna que le ofreció la Quincena para mandar un mensaje «a los periodistas del primer mundo». «Digan a sus políticos que ya es hora de legalizar las drogas.
México ha puesto ya demasiados muertos. Estados Unidos nos está inundando de armas por algo que no se consume totalmente» en el país, dijo. «Cómprame un revólver» es la segunda película de la Quincena que aborda el narcotráfico.
«Pájaros de verano», de los colombianos Ciro Guerra y Cristina Gallego, narra la bonanza marimbera en los años 1970, cuando la explosión del comercio de marihuana con Estados Unidos llevó tanto dinero como violencia y ruina moral a los indígenas wayuus.