La Plaza es un espacio abierto, recortado dentro de la ciudad y limitado a lo largo de sus lados por una cortina de edificios. Se ubica principalmente en el centro de la ciudad, y las funciones que alberga interesan a una gran parte de la comunidad urbana
La Plaza es el símbolo urbano de la identidad de los pueblos, en Europa, la plaza es el lugar de referencia para el sentirse pertenecer a una comunidad, sin importar el tamaño de la ciudad. Cuando la Plaza desaparece o es utilizada para otros fines, es como encontrarse sin identidad, sin el espacio de integración social de los ciudadanos.
Las estaciones fundamentales de la Plaza europea y en particular italiana son la Edad Media y el Renacimiento. La Edad Media, con la invención de la Plaza Orgánica de la Ciudad, primera expresión de su civilización urbana, el Renacimiento con la Plaza sobrepuesta a la ciudad, herramienta por la cual la geometría se impone a la ciudad, expresión de una nueva civilización que encuentra en la ciudad, y especialmente en la Plaza, la oportunidad de representarse a sí misma. Las épocas, Barroca y durante el Ochocientos, no hicieron más que repetir, exaltando y mortificando, el camino abierto en el Renacimiento.
En la Edad Media, cuando la ciudad era compacta, densamente edificada, la Plaza, único espacio no edificado, era indispensable para las funciones de la comunidad, funciones y actividades que no estaban diseñadas para realizarse en el interior de los edificios y se celebraban en las plazas, actos civiles y religiosos, representaciones sacras, el mercado etc. El Teatro no existía como edificio en la Edad Media, el Teatro es la Plaza.
Esta función fue arrebatada con la construcción de los Teatros en el Renacimiento.
En el Renacimiento, las Plazas se abrieron por razones de representación y decoro sobre la base de cánones formales codificados en abstracto, tras los cuales se esconde el deseo de señalar la diferencia en la ciudad entre los poderosos y las clases subalternas. Componentes representativos acentuados luego en época Barroca, potenciados por nuevas relaciones entre plazas y calles, basadas en valores escenográficos, que se alejan de los intereses primarios de la comunidad. La era contemporánea coincide con el fenómeno de mayor crecimiento de la ciudad que la historia ha registrado hasta ahora, la ciudad es cada vez menos a escala humana, ya no se construyen plazas, ni espacios para el hombre y su vida colectiva. Las mismas herramientas que elabora la cultura urbanística para su control no pueden ofrecer alternativas, dado el predominio de intereses especulativos en los procesos de desarrollo de la ciudad. En un contexto como el de la ciudad contemporánea, incluso los pocos testimonios preciosos de periodos históricos pasados están siendo modificados y destruidos. La Plaza es hoy en muchos casos el área de parqueos más cómoda, más grande, más accesible de la ciudad. Hoy las nuevas Plazas son los nuevos Shopping Mall y Centros Comerciales.
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La responsabilidad de la Arquitectura
Nuestro proyecto (George Latour Heinsen, Nicola Saibene y ElkeStauber) de recuperación de Piazza Matteotti y las calles históricas en la Ciudad de Canegrate (Milán, Italia) expresa nuestra convicción de la Plaza como “lugar de estar”, como centro, punto de apoyo e identidad de la ciudad. La idea era de devolver la Plaza a su dignidad y su particularidad perdida, la Plaza Matteotti, después de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en una calle alargada, asfaltada, usada como parqueo, tránsito y parada de Bus. El proceso de diseño comienza con una serie de análisis históricos e iconográficos a partir de la historia de la ciudad desde el periodo arqueológico, análisis de fotografías de época, de grabados, postales e investigación directa del lugar. Nuestros criterios se basan en la búsqueda de pequeños, pero sutiles “gestos” que adquieren personalidad propia porque se basan en nuestro análisis histórico y la experiencia física en el lugar. Por ejemplo, las calles históricas (presentes en las cartografías del siglo XVIII) se convierten en temas de proyecto y ayudan a la reposición ideal de la ciudad antes de la demolición de antiguas casas hace algunas décadas. Además, las dimensiones de las columnas de la fachada de la Iglesia de Santa María Assunta (1588) son los módulos utilizados para el diseño de los diversos pavimentos de la plaza, etc.
El objetivo del proyecto es realzar el carácter central de la Plaza teniendo presente y respetando las diversas morfologías que ha tenido en los siglos, adaptándola a las nuevas exigencias del mundo moderno. Garantizando la accesibilidad vehicular de los residentes y autorizados, el espacio será peatonal, de esta manera se acentúa su papel de “lugar de estar” y encuentro entre las personas.
El concepto es crear un espacio flexible, adaptable a diversas funciones que interesan a la colectividad, actividades culturales, deportivas, comerciales, fiestas patronales y religiosas.
Aun manteniendo su simplicidad, evitando elementos superfluos e innecesarios, la plaza mantiene su elegancia y resalta los edificios históricos que están en su alrededor. La colocación de una Fuente en el centro de dos ejes de la plaza, fortalece el diálogo entre los dos espacios, y recuerda la presencia desde el medioevo, un depósito de agua colocado en este punto que funcionaba para apagar los incendios frecuentes de las casas de madera. Durante las excavaciones para la realización del proyecto fueron encontrados numerosos restos de osamentas esparcidos en el área alrededor de la iglesia, la presencia de la fuente de agua trata de aportar un símbolo de vida dentro del espacio.
La nueva Plaza se caracteriza por el uso de materiales locales, pavimentación en piedra pórfido del norte de Italia, cubos de granito de piedra del Lago Mayor y recuadros en mármol blanco de la zona. La colocación de los árboles recrea los árboles presentes en las fotos antiguas, de la misma tipología (Tigli). Estos árboles, en algunas de las calles intervenidas sirven para enfatizar volúmenes desaparecidos.
La idea es aquella de crear un espacio unitario al tratarse de diversas áreas articuladas, los mismos elementos se introducen en los diferentes y articulados espacios para lograr una lectura unitaria y elegante.
En la intercesión del eje de la calle y el área de la Plaza se colocó un gran elemento vertical, un faro de luz donde están posicionadas dos pantallas informativas de las actividades culturales e informaciones generales de la ciudad.
Los módulos presentes en el proyecto se basan en el uso de las dimensiones de la sección áurea o armónica que encontramos aplicada en algunos edificios del patrimonio monumental de la ciudad, lo que hace que cada línea trazada es el resultado de una profunda investigación basada en la sucesión matemática de Fibonacci (1170–1240).