La polarización política más grande de la historia

La polarización política más grande de la historia

Desde que fui a estudiar a Estados Unidos en 1958, para mí constituye una pasión conocer el funcionamiento interno de esa nación. No obstante que a veces encontraba defectos en la política exterior y en la de los derechos civiles (acompañé, junto a amigos, al Dr. Martin Luther King) siempre encontré una asombrosa fortaleza humana en esa gran nación sustentada en su formidable educación superior, sus recursos, su fortaleza del mercado accionario, la transparencia de sus leyes y su profundo espíritu innovador que no cesaba de funcionar. Hasta finales de la década de los 80, aunque había una clara diferencia entre los Republicanos y los Demócratas, eso no impedía que se llegara a acuerdo negociado en muchos temas importantes del momento. En adición, el país tenía una dualidad política y geográfica. Aunque en Washington residía una parte importante del poder, también lo había a nivel provincial y distrital, escenario donde un número importante de problemas eran localmente resueltos.

A partir del 1990, se empezó a arreciar la polarización política tanto en los partidos como en la sociedad. Esta polarización creció de una forma exponencial del 2004 al 2014.

La prestigiosa empresa Pew (institución sin fines de lucro) acaba de presentar los datos de una encuesta con una enorme muestra, 10 veces mayor que lo normal:

Desde el 1994 hasta la fecha, los votantes demócratas y republicanos han incrementado, enormemente, su posición ideológica y su animadversión al otro partido. Los votantes centristas (que no pertenecen a partidos) no son como antes, ya que su voto depende del tema y no de ningún partido.

En el 2004, 64% de los republicanos estaban a la derecha ideológica de los demócratas. Esta cifra ha subido hasta 92% actualmente. Convergentemente, en el 2004, el 70% de los demócratas estaban a la izquierda de los republicanos y 10 años más tarde es el 94%.

Ha habido un extraordinario aumento de choques entre ambos partidos debido al mensaje muy fuerte de parte de los líderes con el propósito de crear un nivel de agresividad en la base, ya que mientras mayor agresividad en las bases, mayor participación en las primarias y en las elecciones:

Mientras en el 1994 había solo un 17% de los republicanos que repudiaban a los demócratas, actualmente es 43%. En el caso de los demócratas, un 16% repudiaban a los republicanos en el 1994. En el 2014 esta cifra se elevó a un 38%. Un 63%, según Pew, de los ultraconservadores solo se reúnen con personas que piensan igual que ellos, en el caso de los demócratas liberales, solo un 49% actúa igual.

Los votantes polarizados votan muchos más, tanto en las primarias, como en las elecciones, adquiriendo, de esa manera, un enorme poder de castigo y retaliación a aquellos candidatos estatales y distritales que no han actuado como ellos piensan.

Esta creciente antipatía y agresividad de votantes hacia el otro partido es el motor fundamental de la gran polarización política actual.

Esta situación, que podría mantenerse por bastante tiempo, ha, virtualmente, paralizado las relaciones Congreso-Presidencia. Sin embargo, con excepción de la flexibilidad que, históricamente, ha existido en la ejecución de las relaciones exteriores por parte del Ejecutivo (recordando el reciente rechazo de los senadores demócratas del importante tratado de comercio con Asia Pacífico y la resistencia de los republicanos a un acuerdo que levantaría las sanciones económicas a Irán a cambio de que, por diez años, no podrán perseguir avances nucleares) Estados Unidos continúa avanzando en casi todos los tópicos esenciales, como por ejemplo: la revolución energética norteamericana, la tecnológica, la gerencial (que ha permitido a las grandes corporaciones bajar su nivel de inventario a una tercera parte) y las grandes y constantes innovaciones acompañadas de una rápida adopción, es un tributo y un reflejo de la capacidad económica y social que ha permitido a Estados Unidos enfrentar los extraordinarios daños de esta polarización política, progresando con firmeza y fortaleza.

 

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