La política en estos tiempos

La política en estos tiempos

César Pérez

Hoy día, la mayor amenaza contra los sistemas políticos es la desafección política de grandes grupos de individuos de totas las edades, aunque más notorio entre los jóvenes. Esa animadversión está directamente dirigida hacia los partidos, de estos se deriva hacia los políticos y por vía de directa y peligrosa consecuencia hacia la democracia.

Sin embargo, esa malquerencia no debe confundirse con resignación o inacción, porque si hay una cosa que distingue el actual momento de la política son las continuas y variadas manifestaciones de protestas de grandes y heterogéneos grupos de individuos que en las últimas décadas han sacudido gobiernos de diversos signos y en todos los continentes.

Entre los elementos más salientes estos movimientos, vale destacar la diversidad de identidades, la variedad de objetivos grupales/particulares, la creatividad y a veces la claridad del objetivo de algunos de sus participantes. Se dice que no son políticos en el sentido de que no se proponen un cambio del sistema, pero muchas veces sus condenas contra la corrupción, los privilegios de determinadas oligarquías políticas y económicas entran de lleno en el plano político. Otro elemento llamativo de estas nuevas formas de interpelación a la clase política es que, a diferencia de otros tiempos, se escenifican amplísimas protestas en sociedades de regímenes negadores de elementales derechos ciudadanos.

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Lo esencial es que estas colectividades expresan una novedosa idea sobre la democracia que va más allá del simple formalismo institucional en que ha discurrido este sistema, demandando el fin de las exclusiones y de los privilegios de las viejas y nuevas castas económicas y políticas forjadas en anteriores gobiernos. En esencia, aunque a veces clara y otras difusa, esas fueron las demandas de Marcha Verde, aunque algunos sectores no leyeron correctamente los elementos esenciales que definían ese movimiento.

A tal propósito, las posiciones frente estas cuestiones son clave para los próximos dos años del Gobierno, de cara al balance de su gestión y/o a su eventual reelección, y para la oposición definir su estrategia de articulación político social de cara a las próximas elecciones. Muchas de las demandas de contenido democrático y que fueron la dinamo impulsora hacia la acción colectiva de significativos grupos y clases sociales contra el anterior Gobierno se mantienen insatisfechas. Insistir en ellas es la vía más expedida para producir cambios sociales e incidir en la política. El sector político que mejor se conecte con esas demandas es el que mejor posicionado estará para mantener o establecer su hegemonía política.

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