Situación. También de la comunidad internacional
Aunque la inestabilidad política ha tocado más que fondo, el Estado es casi inexistente, las secuelas del magnicidio contra el presidente Jovenel Moise están latentes, las bandas criminales mantienen a la población en un estado de sitio, la frágil economía se deteriora cada vez más, y migrar hacia donde sea es lo más cercano a la esperanza, Haití aún tiene la posibilidad de salir del abismo en el que se encuentra.
En eso coinciden el politólogo Joseph Harold Pierre y el exdiplomático Edwin Paraison, quienes afirman que para reconstruir su país, para alcanzar un punto de reconciliación nacional que allane el camino hacia la estabilidad, se requiere la intervención del sector empresarial, de los medios de comunicación, la comunidad internacional, la sociedad civil, y la instalación de un gobierno de transición.
La propuesta de Pierre se encamina hacia una ruptura radical con el modelo político haitiano y sus connivencias. “Necesitamos que el sector empresarial deje de financiar a políticos corruptos, y que lo haga con personas competentes, transparentes, que por su trayectoria han demostrado el amor por Haití, con capacidad de trabajar por la transformación del país”.
“Trabajar en Haití implica muchas cosas, tener la capacidad de luchar por un pueblo que, por falta de formación y una misera insoportable, a veces no entiende lo que necesita. También tener la capacidad de trabajar con la comunidad internacional porque es el actor más importante del juego político haitiano, hay que tener la capacidad de dialogar con ellos, y también tú necesitas una inteligencia existencial para que, a pesar de esas dificultades, tengas como misión trabajar en el sector político haitiano”.
Sobre el rol de la prensa plantea que debe convertirse en un elemento de consolidación de los valores democráticos, dándole más espacio a los políticos con perfiles éticos.
“La prensa tiene un papel que jugar, si ahora tú llamas a cualquier líder sin formación mínima y le das un espacio estás contribuyendo a eso, porque muchos trabajadores de la prensa dan espacio a cualquier político corrupto y hasta a las mismas bandas. Es importante que la prensa haitiana tenga alguna ética……Por ejemplo las bandas tienen espacio en medios de comunicación tradicionales, no todos, pero hay periodistas que les dan espacio, y eso es inaudito en este contexto”, refirió.
Sobre la participación de la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones a la crisis haitiana planteó que esta intervendrá cuando los actores haitianos caminen, y entre esos actores solo dos pueden hacer algo al momento actual, el empresariado y la prensa.
Gobierno de transición
Paraison está convencido de que no todo está perdido en Haití, a pesar de la visibilidad global que tienen los hechos perpetrados por las bandas criminales, como el caso de los secuestros, que han alcanzado los niveles más altos con la captura de 17 misioneros norteamericanos y canadienses que hacían labores sociales en Haití.
“La sociedad civil ha sido más activa que nunca promoviendo una solución haitiana a esta crisis. En ese contexto el Acuerdo del Montana, firmado por más de mil organizaciones, personalidades y agrupaciones políticas busca una “gobernanza pacífica y eficaz para el periodo de transición”.
“Se asume que las condiciones no están dadas para las elecciones, en lo inmediato, sino la instalación de un gobierno de consenso para romper con el jovenelismo sin Jovenel que perdura hasta ahora.
“Esa transición llamada de “ruptura”, por un período de no menos de dos años, deberá resolver el problema de las pandillas para pacificar al país. Proponen la creación de una unidad antiterrorista en la Policía Nacional Haitiana (PNH) para lograr el objetivo citado”.
En el contexto del apoyo de la comunidad internacional, Paraison expresa que el fortalecimiento de la policía con la asistencia internacional es indispensable. “El diálogo interno es un paso obligado para una salida a la crisis. Hasta ahora se mantiene y debe ser apoyado por la comunidad internacional”, afirmó.
Poderosas bandas haitianas
Haití se encuentra hoy en un punto de quiebre, que se hizo más que evidente con el asesinato del presidente Moise en junio pasado, a manos de un comando dirigido por exguerrilleros colombianos contratados para tal propósito.
A excepción de los colombianos que guardan prisión, nadie más ha sido procesado.
Antes de ese hecho la crisis política era latente. Las bandas criminales mantenían en zozobra a la población por los asaltos, homicidios y secuestros, mientras la Policía Nacional Haitiana carece de personal para enfrentarlas.
El poder de esos grupos se ha expandido de tal manera que, no solamente controlan diversos sectores de Puerto Príncipe, la capital haitiana, sino que han llegado al extremo de bloquear el acceso al área de abastecimiento de combustibles.
Cómo fueron creciendo y quienes fueron sus auspiciadores, Pierre y Paraison tienen las respuestas.
“El principio original de las bandas es la pobreza. Se les dio dinero y armas y ahora se sienten más fuertes. Estos grupos surgieron como instrumento político, porque fueron los políticos que las financiaron para ganar elecciones y desestabilizar gobiernos”.
Pero el sector privado también tiene niveles de responsabilidad en la creación de esos grupos, porque según Pierre hubo empresarios que las financiaron para defender sus negocios. “Y como el Estado debilitó a la Policía para proteger a las bandas, la Policía es más débil que las bandas. La pregunta entonces es, quién controla al Estado ahora, las bandas”.
Sobre el mismo contexto Paraison planteó que nadie en Haití tiene el poder de mantener ese estado de cosas sin la tolerancia de un sector de la comunidad internacional.
“ La Federación de pandillas G-9 fue creada por la administración Moise con la aprobación de la comunidad internacional. Ya se han alzado varias voces de exfuncionarios internacionales o estadounidenses poniendo el dedo en la llaga. Pero no ha habido apoyo a sus denuncias en los organismos regionales porque importantes actores estarían mal parados.
“De hecho, hay una tendencia a responsabilizar exclusivamente a los haitianos de lo que pasa en el país. No es así. Se trata de una responsabilidad compartida. Solo hay que preguntarse de dónde vienen las armas, las municiones y otros equipos usados por las pandillas. A nivel local hay que reconocer que dirigentes de algunos partidos de la oposición y parte del empresariado, particularmente de los que tienen negocios en el centro de la ciudad capital, mantienen algún vínculo con una u otra ganga”.
Al puro estilo de la mafia, extorsionan a grandes y pequeños comerciantes. En este contexto debe excluirse toda imposición de una solución foránea al ser parcialmente la comunidad internacional parte del problema, consideró.